19/03/2018

Cataluña y Tarragona en Eurostat y en otras bases de datos de la UE

por Francesc Xavier Grau Vidal

“No se puede mejorar lo que no se puede medir”. Quizás esta frase ya se haya convertido en un lugar común, pero es intrínsecamente cierta. La idea ha sido expresada de muchas formas diferentes; probablemente la más completa sea la de H. James Harrington: “La medición es el primer paso que conduce al control y, finalmente, a la mejora. Si no se puede medir algo, no se puede entender. Si no se puede entender, no se puede controlar. Y si no se puede controlar, no se puede mejorar”. Es evidente que cualquier proyecto de mejora de un sistema, de una región, de un país, necesita sistemas de medición, elección de estadísticas representativas y monitorización. También estabilidad y coherencia de los datos. Por ello es tan importante el esfuerzo que Europa realiza con Eurostat, así como que las regiones y países dispongan de una base de datos amplia, coherente, estable y completa para llevar a cabo el seguimiento de su posición y, eventualmente, para compararse con entidades homólogas. La comparación no es odiosa, sino imprescindible, porque no hay bases absolutas para casi nada; solo mediante la comparación con iguales se puede calibrar relativamente el propio cumplimiento en cualquier ámbito de actividad.

En el anexo 1 [1]  se puede encontrar la relación de los 275 indicadores para los que Eurostat proporciona información en el nivel de regiones NUTS2, que en particular incluyen la mayoría de los relevantes para el seguimiento de los objetivos de Europa 2020. De estos, solo 53 llegan a dar información a escala NUTS3, y concentrada en algunos ámbitos: indicadores agroambientales, datos demográficos y algunos datos económicos, sobre patentes, sobre demografía de empresas, sobre transporte, sobre dispersión de tasas de empleo, sobre establecimientos turísticos y sobre criminalidad. No se dispone de información a escala NUTS3 de ámbitos tan significativos para la sociedad y la economía del conocimiento como la educación, el gasto en I+D, el empleo (y en particular el empleo en sectores de alta tecnología), los recursos humanos en ciencia y tecnología, la salud, la estructura empresarial, las tecnologías de la información y las comunicaciones, el medio ambiente o la energía, ni tampoco sobre las explotaciones agrícolas o la actividad turística. Como se puede ver, la información disponible en Eurostat a escala NUTS3 es escasa y muy incompleta; insuficiente para realizar un diagnóstico o seguimiento de la evolución como región en alguno de los parámetros definitorios de una sociedad y economía del conocimiento.

La existencia operativa de una región del conocimiento se puede definir cuando, efectivamente, existe la capacidad, en el ámbito regional, de diseñar, acordar y ejecutar planes de actuación con relación al desarrollo de una estructura social y económica (más) basada en el conocimiento, y de llevar a cabo su seguimiento y reformulación. Sin duda, esta capacidad existe a escala de Cataluña, como tienen las regiones NUTS2 en Europa. Pero comparativamente el hecho de que esta capacidad se circunscriba al nivel global catalán supone un gran desaprovechamiento del potencial de Cataluña y de sus regiones, cuando a Cataluña le corresponde estadísticamente (y también culturalmente) desarrollar una estrategia de país como la que desarrollan países de dimensión igual o inferior (la mayoría de los de la UE, como se ha visto).

En todo caso, no existe una definición canónica de la expresión región del conocimiento, y son muchas las iniciativas, en el mundo pero sobre todo en Europa, que promueven instrumentos para posibilitar o impulsar el desarrollo de estas sociedades y economías basadas en el conocimiento. En estos años se ha impulsado en todo el mundo, y también mucho desde Europa, la introducción de elementos adicionales de carácter social en la definición del desarrollo, y muy particularmente de los instrumentos de innovación que lo hacen posible, con el surgimiento de conceptos como la RRI (responsible research and innovation) o la innovación social. El propio programa marco Europa 2020 impulsa el eje de la RRI; en concreto, proyectos como RRI Tools, liderado por ”la Caixa”; Irresistible; Great, centrado en cuestiones de gobernanza, o el iniciado recientemente HEIRRI (Higher Education Institutions and Responsible Research and Innovation), liderado por la UPF y con participación del resto de universidades públicas catalanas a través de GUNI-ACUP. En cuanto a la innovación social, son destacables la iniciativa vasca de desarrollar un índice de medida de la innovación social (RESINDEX, Regional Social Innovation Index) y los resultados del también proyecto europeo Tepsie (A blueprint for Social Innovation Metrics). En un sentido más amplio, son también significativos los esfuerzos hacia una definición cuantitativa de progreso más amplia que cubra los aspectos sociales además de los económicos, como la iniciativa Social Progress Imperative, hacia un índice de progreso social basado en una gama de indicadores de resultados sociales y ambientales organizados en tres dimensiones: necesidades humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades. Se trata, como se puede ver, de un aspecto muy candente del desarrollo como sociedad que encuentra en la región el principal espacio de realización.

Con todo, la mejor aproximación relativa hoy en día a un conjunto de indicadores relacionados con la sociedad del conocimiento es el European Innovation Scoreboard, un informe anual sobre la innovación de la UE que proporciona un cuadro de indicadores para una evaluación comparativa del rendimiento de la investigación y la innovación de los Estados miembros de la UE y de los puntos fuertes y débiles de sus sistemas de investigación e innovación. El informe está orientado a ayudar a los Estados miembros a evaluar las áreas en las que deben concentrarse los esfuerzos para aumentar el rendimiento de la innovación, que se considera la base de esta sociedad del conocimiento.

Este informe se acompaña de una versión de nivel regional, el Regional Innovation Scoreboard, que en la cuarta edición del “Cuadro de indicadores de innovación regional”, de 2016, ofrece una evaluación comparativa de los resultados de innovación de 214 regiones de 22 países de la UE y Noruega (Estonia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta se incluyen solo a escala estatal, dada su dimensión). Entre estas se encuentra, naturalmente, Cataluña. Una de las observaciones principales que se hacen al informe es que todos los líderes de la innovación regional de la UE (36 regiones) se encuentran en tan solo siete Estados: Alemania, Dinamarca, Finlandia, Francia, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido. Esto indica que hoy en día la excelencia de innovación se concentra en relativamente pocas zonas de Europa. Los proyectos RIS3 deben conseguir extender la actividad económica innovadora a más zonas de Europa, entre ellas Cataluña. Y para hacerlo de forma más efectiva y parecida a la de estos países punteros, la estrategia se debería poder extender a las diferentes regiones catalanas que, como la de Tarragona, tienen el potencial y los elementos suficientes para conseguirlo.

Figura 1. Grupos de regiones según el cumplimiento en innovación

 

Fuente: Regional Innovation Scoreboard, 2016.

La figura 1 muestra gráficamente la distribución de los diferentes grupos de regiones, identificadas según su cumplimiento en materia de indicadores de innovación. Muy claramente, el sur y el este de Europa concentran las regiones de moderado y bajo nivel de innovación; solo el País Vasco, entre todos los países del sur, se clasifica con un nivel de innovación elevado. Y los que tienen un nivel excelente, las regiones líderes, se encuentran también en los países más competitivos de la UE. Cataluña, en este sentido, parece haber perdido posiciones en los últimos años. No hay datos en el ámbito de regiones NUTS3.

Figura 2. Conjunto de los 25 indicadores de innovación del European Innovation Scoreboard. Los 12 señalados con un círculo de color corresponden a los utilizados en el Regional Innovation Scoreboard

En la figura 2 se muestran los 25 indicadores que utiliza el European Innovation Scoreboard para todos los Estados de la Unión, con una señal de color con la que se destacan los 12 que también están disponibles a escala regional. Los de color amarillo son los indicadores directamente disponibles en el ámbito regional en Eurostat: población de 30 a 34 años con formación terciaria, gasto en I+D de los sectores público y empresarial, solicitudes de patentes PCT (de cobertura mundial) y empleo en actividades intensivas en conocimiento. En color azul está el indicador de exportaciones de servicios de conocimiento, estimado a partir de un estudio de la Comisión Europea, mientras que los seis restantes se han obtenido mediante una demanda concreta de información por parte de Eurostat a los Estados miembros. Así pues, este conjunto de 12 indicadores representa el núcleo de los que se pueden utilizar para seguir el desarrollo de una región como región del conocimiento y solo están disponibles a escala NUTS2; cabe esperar que Eurostat continúe la recogida de datos en el futuro, dado que con las cuatro ediciones anteriores ha ido incrementando el volumen de información.

El informe Regional Innovation Scoreboard 2016 va acompañado de un anexo para cada país, con una valoración de los indicadores de cada región. Resulta interesante ver qué dice de Cataluña:

Cataluña es un innovador moderado. Los resultados en innovación se han reducido (-7%) en comparación con hace dos años. El gráfico de radar muestra que las posiciones de fuerza relativa en comparación con la EU28 están en educación terciaria, en empleo en las industrias intensivas en conocimiento y en las exportaciones de productos de media y alta tecnología. […] Las debilidades relativas se hallan en el gasto en innovación no basada en I+D, las pymes innovadoras que colaboran con los otros y las pymes con innovaciones organizativas o de marketing.

Figura 3. Evolución del índice de innovación de Cataluña (izquierda) y posición de los diferentes indicadores, de acuerdo con el Regional Innovation Scoreboard (2016)

La figura 3 se ha obtenido directamente del anexo mencionado. Recoge la evolución del índice global de innovación de Cataluña, que muestra claramente como esta pierde posiciones en el conjunto de Europa, y el conjunto de los 12 indicadores analizados a escala catalana y europea, dispuestos en forma de gráfico de radar, de tal forma que se visualiza fácilmente la posición relativa de cada uno de ellos.

Cualquier proyecto de desarrollar la región de Tarragona como región del conocimiento en el sentido operativo dado más arriba, de desarrollar la capacidad, en el ámbito de la Cataluña Sur, de diseñar, acordar y ejecutar planes de actuación con relación al desarrollo de una estructura social y económica (más) basada en el conocimiento, y de llevar a cabo su seguimiento y reformulación, requerirá dar solución a la disponibilidad de datos con el nivel de calidad y comparabilidad que tienen los que proporciona Eurostat y los utilizados en el Regional Innovation Scoreboard. Idealmente, a estos datos cabría añadir hoy en día otros con un componente más social, siguiendo, por ejemplo, los indicadores propuestos por RESINDEX o por Social Progress Imperative. Sin embargo, en el sentido del análisis y el seguimiento de la posición de la región, el más determinante sería la capacidad de construir para la región de Tarragona un gráfico como el de la figura 3. Igual que hace la región de Tampere (Pirkanmaa, PIB de 17.435 millones de euros y 500.000 habitantes) y que le permite marcarse sus objetivos en un gráfico similar al de la figura 13 (figura 4).

Figura 4. Posicionamiento y objetivos de la región de Tampere en indicadores de desarrollo e innovación. Un ejemplo para la región de Tarragona

Sin entrar en consideraciones sobre el marco político actual, en el que Cataluña es una comunidad autónoma de España, existen diferentes posibilidades para lograr esta definición de Cataluña Sur como región. La que se podría considerar como preferible, que permitiría dar a la Cataluña Sur el rango de región NUTS2, de forma que se le abrirían las posibilidades y los niveles de información que ahora están restringidos a Cataluña, sería modificar el mapa de regiones NUTS1 español (una decisión esencialmente administrativa) dividiendo la actual región ESTE (que también es anormalmente grande, la segunda de las 117 de la UE y el doble de lo recomendado para regiones NUTS1, además de ser inoperativa) en dos regiones, NORESTE (Cataluña) y ESTE (Comunidad Valenciana e Islas Baleares), de tamaños similares, iguales al máximo previsto para las regiones NUTS1, lo que permitiría la definición de regiones NUTS2 internas en Cataluña de dimensión más adecuada al conjunto de regiones NUTS2 europeas. Una segunda opción sería una solución similar a la adoptada en Finlandia: el mantenimiento de la organización actual, pero transfiriendo y activando por ley competencias de desarrollo estratégico regional en el nivel NUTS3 mediante la creación o identificación operativa de consejos regionales. Esta opción no resolvería la cuestión de la disponibilidad de datos de nivel NUTS2 para estas regiones internas, por lo que sería el propio consejo regional el responsable de recopilarlos, tal como hace, por ejemplo, el Consejo de la región de Tampere.

En cualquiera de estas u otras opciones resta la cuestión de la definición de la extensión de la región. La actual región NUTS3 Tarragona responde completamente a la división provincial española. Cataluña, tras aplicar una moratoria a la Ley de veguerías, tiene pendiente consolidar su división interna. Está claro que no se trata de una cuestión ni técnica ni menor, pero la introducción de criterios de aplicabilidad de políticas regionales basadas en la especialización inteligente a través de la investigación y la innovación, en el nuevo marco de Europa 2020, podría ayudar a una mejor definición operativa, la cual, en cualquier caso, debería tener en cuenta los lazos históricos entre los territorios.

Principales conclusiones del apartado
  1. La existencia operativa de una región del conocimiento se puede definir cuando, efectivamente, existe la capacidad, a escala regional, de diseñar, acordar y ejecutar planes de actuación con relación al desarrollo de una estructura social y económica (más) basada en el conocimiento, y de llevar a cabo su seguimiento y reformulación.
  2. Eurostat proporciona información en el nivel de regiones NUTS2 sobre 275 indicadores, que incluyen la mayoría de los relevantes para el seguimiento de los objetivos de Europa 2020. De estos, solo 53 llegan a dar información a nivel NUTS3 y solo en algunos ámbitos. No se dispone de información a nivel NUTS3 de ámbitos tan significativos para la sociedad y la economía del conocimiento como la educación, el gasto en I+D, el empleo (y en particular el empleo en sectores de alta tecnología), los recursos humanos en ciencia y tecnología, la salud, la estructura empresarial, las tecnologías de la información y las comunicaciones, el medio ambiente o la energía, ni tampoco sobre las explotaciones agrícolas o la actividad turística.
  3. El Regional Innovation Scoreboard monitoriza el cumplimiento en innovación de más de 200 regiones NUTS2 europeas. Utiliza 12 indicadores de los 25 que emplea para los Estados. Cataluña ha perdido posiciones en los últimos años (del 89% de la media de la UE en el 2010 al 82%).
  4. Desarrollar la región de Tarragona como región del conocimiento requerirá dar solución a la disponibilidad de datos con el nivel de calidad y comparabilidad que tienen los que proporciona Eurostat y los utilizados en el Regional Innovation Scoreboard.
  5. La mejor opción sería conseguir para la Cataluña Sur el rango de región NUTS2 modificando el mapa de regiones NUTS1 español: dividir la actual región ESTE en dos regiones, NORESTE (Cataluña) y ESTE (Comunidad Valenciana e Islas Baleares), y definir regiones NUTS2 internas en Cataluña de dimensión más adecuada al conjunto de regiones NUTS2 europeas. Alternativamente, se puede mantener la organización actual, pero transfiriendo y activando por ley competencias de desarrollo estratégico regional en el nivel NUTS3 con la creación o identificación operativa de consejos regionales.
  6. La introducción de criterios de aplicabilidad de políticas regionales basadas en la especialización inteligente a través de la investigación y la innovación, en el nuevo marco de Europa 2020, podría ayudar a una mejor definición operativa de la organización regional en Cataluña, la cual, en cualquier caso, debería tener en cuenta también los lazos históricos entre los territorios.

Francesc Xavier Grau Director de la Cátedra Universidad y Región del Conocimiento URV

Para más información, podéis consultar el siguiente documento: GRAU, F.X., Cataluña Sur, Región del Conocimiento, Publicaciones URV, 2016.

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[1] Véase el anexo del documento en línea. 

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