01/10/2020 Opinión

Octavi Bono i Gispert, director general de Turismo de la Generalitat de Catalunya

Revisión de la estrategia y las políticas aplicables en el sistema turístico catalán frente al nuevo escenario

La pandemia ha situado a nuestra sociedad en un punto que difícilmente hubiéramos imaginado pocos meses atrás. La afectación se ha notado intensamente en todos los ámbitos: el sanitario, el social y también en el económico.

El sector turístico no ha estado exento de esta afectación, de hecho, la sufre con más intensidad que otros ámbitos económicos porque se ha visto abocado durante unos meses a una absoluta parálisis y, más recientemente, a un reinicio parcial, débil e intermitente de la actividad. El nuevo contexto ha sorprendido especialmente a los actores públicos y privados. Por un lado, por la dinámica positiva que históricamente ha tenido la actividad y, por otro lado, por su capacidad de resistencia hasta en contextos de crisis. Cabe recordar que a nivel mundial desde 1950 el turismo ha visto como los indicadores de ingresos y llegadas por turismo internacional han crecido de manera continua solo con tres ligeras inflexiones los años 1982, 2003 y 2009. Estos dos últimos ejercicios precisamente también por el efecto de las pandemias SARS y gripe A.

Retos que afrontar

Hasta el mes de marzo de este año disponíamos de dos herramientas sólidas para la orientación de la gestión del turismo en nuestro país: el plan estratégico y el de marketing de turismo de Cataluña. Estos dos instrumentos se habían configurado para dar respuesta a los retos que nuestra industria estaba afrontando, tanto desde un punto de vista nacional como global. Así pues, identificábamos como retos la seguridad, el crecimiento y la competencia creciente, los cambios sociodemográficos, la innovación y la tecnología, la sostenibilidad, el conocimiento, el rol del sector público y la gobernanza. Los indicadores para el seguimiento nos hicieron ver que el despliegue de la estrategia se iba alcanzando.

La extensión de la pandemia modifica el escenario. El sector se aboca a un entorno incierto en que la gestión se hace especialmente difícil dado que no se trata solamente de afrontar dificultades sino precisamente de gestionar la incertidumbre. Este escenario reclama la revisión de los retos, la mayoría de los cuales tendrán todavía una mayor dimensión. Asimismo, reclaman ser interpretados con nuevos matices; algunos, como el crecimiento de la actividad, verán declinar sus roles, y otros nuevos se incorporarán para ser tenidos en cuenta más adelante.

La adaptación al nuevo escenario

Hasta ahora hemos visto que el análisis que se hacía desde los ámbitos profesional, técnico o académico no era del todo coincidente. Hemos visto aproximaciones que dibujan paradigmas futuros diametralmente opuestos a los actuales con un sector transformándose de manera absoluta, muy tensado por las nuevas pautas de demanda. De la misma forma, otras hipótesis plantean escenarios continuistas cuando la pandemia esté bajo control, con una contención durante las fases inmediatamente posteriores, pero volviendo a los patrones ya conocidos. Tanto en una aproximación como en la otra, el elemento que se habrá de tener especialmente en cuenta es complementariamente el alcance de la afectación económica.

Probablemente la sensibilidad a la seguridad se reforzará y lo hará por lo que significa la vertiente sanitaria hasta ahora menos presente en la conceptualización de la seguridad en las destinaciones turísticas. Se puede prever una contención de la actividad en los próximos ejercicios, condicionada por la aparición de un tratamiento efectivo para la pandemia; pero también es cierto que otros fenómenos (SARS, gripe A, MERS) tuvieron una afectación acotada en el tiempo. La contención de la demanda acentuará la competencia y puede tensionar los precios a la baja por un período de tiempo. En un inicio, la demanda reaccionará buscando la garantía de seguridad, reclamando propuestas flexibles, espacios menos densificados y más abiertos, reduciendo la duración de las estancias, limitando la movilidad, reclamando mecanismos de recompensa y mayor sensibilidad por el precio. La innovación tendrá que estar más presente en toda la cadena de valor de los productos y servicios, tanto en la parte visible y percibida por la demanda como en las herramientas de gestión. Se reforzará la digitalización, mientras que las soluciones tecnológicas deberán dar respuesta a nuevos escenarios. En lo relativo a la información, hay que tomar conciencia de que no se podrá disponer de toda la que sería necesaria para tomar decisiones, ni que llegará a través de las fuentes hasta ahora habituales, de modo que el acceso al conocimiento tendrá todavía más valor. En relación con la gobernanza veremos cómo el rol del sector público se debe reforzar para acompañar e intentar atenuar la afectación generada y, así, favorecer todavía más la participación y crear espacios para propiciar mayores niveles de cooperación entre los diferentes actores.

Finalmente, hay que hacer una mención especial a la sostenibilidad. Desgraciadamente, este es, quizá, un concepto que con el uso se ha terminado banalizando y, en muchos casos, no ultrapasa la esfera de la retórica. La COVID-19 nos da la oportunidad de recuperar su sentido primario y aplicarlo de manera clara en la definición de futuras políticas. Hay que perseguir, pues, la sostenibilidad social y ajustar el equilibrio entre las necesidades del turista y del residente. También es necesario alcanzar la sostenibilidad cultural, con un turismo que ayude a dinamizar la cultura propia sin esconderla ni folclorizarla. Asimismo, también es un objetivo conseguir la sostenibilidad medioambiental, minimizando los efectos del sector con una actividad que pueda contribuir a hacer económicamente sostenibles la preservación de espacios naturales. Sin olvidar la sostenibilidad económica, con un turismo que, gracias a su efecto transversal y aglutinador, dinamiza el comercio, el sector agroalimentario y las industrias culturales.

El camino que se abre por delante será difícil para el sector, ya que inexcusablemente deberá afrontarse, pero vale la pena aprovechar este aprendizaje para reajustar mejor la estrategia.

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