Reportaje

Engranajes de progreso


Tecnatox y AMIC, los dos centros de investigación de la URV acreditados con el prestigioso sello TECNIO, son la punta de lanza de la transferencia tecnológica y trabajan en decenas de encargos de empresas e instituciones

Uno de los retos históricos a los cuales se enfrenta la Universidad es conseguir que la investigación transcienda el mundo académico y genere un impacto positivo en la sociedad. Los grupos de la URV Tecnatox y AMIC, reconocidos por la Generalitat con el sello TECNIO, destacan por su capacidad de engranar y transformar los resultados de investigación en aplicaciones prácticas al servicio del progreso. Sus responsables tienen que gestionar los retos del día a día y mobilizar encargos estratégicos por parte de empresas e instituciones.

La capacidad de Tecnatox y AMIC para atraer financiación y movilizar grandes proyectos de investigación está en su estrategia de colaboración estrecha con empresas e instituciones. Estos centros no solo desarrollan investigación de alto nivel, sino que también se dedican a transferir este conocimiento a la sociedad y a proporcionar soluciones innovadoras a problemas complejos. La certificación TECNIO de la Agencia para la Competitividad de la Empresa (ACCIÓ) de la Generalitat de Catalunya ha sido crucial para la proyección de estos centros, puesto que los reconoce como agentes clave en los procesos de transferencia tecnológica en Catalunya. Este sello no implica una dotación cuantiosa de recursos estructurales pero, como explica Francesc Medina, fundador e investigador líder del grupo AMIC, “es muy exigente en los requisitos y supone un reconocimiento de prestigio” de cara a las empresas e instituciones.

Los dos centros renovaron en abril el sello TECNIO puesto que mantienen las capacidades tecnológicas diferenciales y la posibilidad de transferirlas y fortalecer el tejido empresarial

Precisamente, el pasado mas de abril, los dos centros renovaron la acreditación del sello TECNIO, de forma que continúan siendo considerados desarrolladores de tecnología del sistema I+D+i del país, puesto que presentan capacidades tecnológicas diferenciales y la posibilidad de transferirlas para fortalecer el tejido empresarial y hacer atractivo internacionalmente el ecosistema catalán de innovación.

Dos investigadoras del grupo AMIC, en plena experimentación.

El objetivo de la distinción TECNIO es que las empresas catalanas identifiquen donde pueden encontrar tecnologías para cubrir las necesidades de desarrollo de nuevos productos y procesos, a través de la adquisición o explotación de patentes, la contratación de proyectos de investigación y desarrollo y el contacto con spin-offs. La Fundación URV, a través del Centro de Transferencia de Tecnología e innovación (CTTI), apoya todas las actividades de transferencia tecnológica de estos centros y potencia su relación con la industria.

Hacia la descarbonización

El grupo Aplicaciones Medioambientales e industriales de la Catálisis (AMIC) acumula más de 40 años de bagaje de investigación y desarrollo de soluciones en el campo de la catálisis heterogénea y los materiales avanzados. Se ha especializado en tratar problemas ambientales generados en procesos industriales y en dar respuesta diseñando reacciones catalíticas a medida. Entre sus áreas de especialización hay la transformación de biomasa, la producción de hidrógeno, la transformación de CO₂, la fotocatálisis, los procesos de oxidación avanzada y el tratamiento de residuos plásticos para convertirlos en combustibles.

AMIC acumula más de veinte años de bagaje de investigación y desarrollo de soluciones a los problemas ambientales generados en los procesos industrial

Para Medina, la clave es mantener el contacto con muchos investigadores e investigadoras que han pasado por la URV en etapas formativas y que posteriormente han desarrollado su carrera en el mundo empresarial. “La puerta fría es muy complicada. La inmensa mayoría de los contratos llegan porque detrás hay gente que ya nos conoce y sabe cómo trabajamos. Las empresas no pueden alcanzarlo todo pero sí que tienen personal muy preparado y con acceso a todo lo que publicamos, fruto de la investigación que fem”, explica.

El apoyo a la transferencia

El Centro de Transferencia de Tecnología e Innovación (CTTI) de la Fundación URV apoya las actividades de estos centros TECNIO y del resto de grupos de la Universidad que transfieren conocimientos a la sociedad. El 2024 se generaron estas cifras:

8,2 M de € en contratos y ayudas

253 empresas y entitades contratantes

276 personas contratadas por proyectos

27 invenciones detectadas

11 solicitudes de patente prioritaria a nombre de la URV

10 registros de la propiedad intelectual a nombre de la URV

3 solicitudes de patentes internacionales PCT a nombre de la URV

Durante el 2024, AMIC contrató proyectos y ayudas por un importe de casi 1,2 millones de euros. Se firmaron 14 proyectos con empresas y se trabajaron 27 proyectos competitivos. Actualmente, son 15 los proyectos en activo con empresas y 19 los proyectos competitivos activos.

Ejemplos de proyectos de transferencia de AMIC con empresas son los que tienen con Viñas del Duero, para la cual está desarrollando un sistema para transformar el CO₂ en gas natural, o con Barna Steel, del grupo Celsa, interesada en encontrar sustitutivos de la antracita, un carbón de alto poder calorífico que se usa en la fabricación de aceros.

Además, con la constructora Sorigué, especializada en obra civil, colabora en el proyecto VAL2H2, que tiene el objetivo de desarrollar tecnologías que permitan el aprovechamiento de residuos de difícil gestión en forma de hidrógeno renovable. La investigación tiene que suponer, por lo tanto, un adelanto tecnológico en toda la cadena de valor del hidrógeno, “puesto que estudia la producción de hidrógeno renovable a partir de biorresiduos, su purificación, el almacenamiento y el uso con celdas de combustible”, explica Medina.

El aprovechamiento de residuos también es el propósito del proyecto de sostenibilidad, economía circular y transformación de biomasa con la marca de café INCAPTO. Se trata de una investigación para convertir el poso del café en bioplásticos y otros materiales compuestos, que tienen que ser utilizados, por ejemplo, para fabricar piezas de cafeteras. “En una época en que la descarbonización es una prioridad global, es muy importante buscar productos con valor añadido a partir de la biomasa, una de las principales fuentes de energía verde que hay en el planeta”, afirma Francesc Medina.

Miembros del grupo de investigación AMIC, fotografiados en un de los laboratorios que utilizan, con Francesc Medina con americana gris.

Alertando de los tóxicos

El Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica (Tecnatox), por su parte, es una institución de investigación especializada en transferencia de tecnología en toxicología y salud alimentaria y ambiental que aglutina siete grupos de investigación reconocidos por la Generalitat y un centenar de investigadores, dos de los cuales ICREA. Entre todos los grupos que forman parte de Tecnatox, durante el 2024 consiguieron proyectos y ayudas por un importe global de más de 1,4 millones de euros y la colaboración con dieciséis empresas e instituciones.

Mònica Bulló lleva las riendas después de que se jubilaran los impulsores iniciales, Josep Lluís Domingo i Marta Schumacher, que a lo largo de casi veinte años sumaron visión y conocimiento en el área de la toxicología para proyectar Tecnatox hasta convertirlo en una referencia en su ámbito. “Los dos fueron pioneros en muchos aspectos. Su trabajo permite abordar el estudio de la presencia de tóxicos en todo lo que nos rodea, desde lo que comemos hasta lo que respiramos. Estos son aspectos clave de salud, que impactan en la sociedad y generan interés en la industria y en la Administración”, explica Bulló.

Por ejemplo, hace años que desde Tecnatox se estudia la presencia de microplásticos en el medio ambiente y los efectos que tienen sobre la salud. En una de las últimas investigaciones, han analizado los 580 kilómetros de la costa catalana desde el cabo de Creus hasta Vinaròs y han concluido que la playa de la Pineda, en Vila-seca, acumula hasta 2.000 microplásticos por cada kilogramo de arena, una cifra que casi duplica la de la segunda de la lista.

Y otro proyecto reciente aborda la presencia de productos nocivos en la ropa de niños y embarazadas. El estudio ha servido para detectar una mayor presencia de compuestos tóxicos en aquellas piezas confeccionadas con material sintético. En cambio, en cuanto a aquellas fabricadas con tejidos orgánicos, se ha detectado una mayor presencia de un conocido compuesto cancerígeno, utilizado para evitar que la ropa se arrugue en la tienda. En este caso, los investigadores e investigadoras de Tecnatox reivindican la necesidad de endurecer la legislación que regula la presencia de compuestos químicos nocivos a la ropa.

Tecnatox es un centro de investigación especializado en transferencia de tecnología en toxicología y salud alimentaria y ambiental que aglutina siete grupos de investigación

Tecnatox es un consorcio dinámico que incorpora varios perfiles en función de las necesidades y las tendencias. “Queremos ser capaces de adaptarnos para buscar soluciones en todos los retos de salud planetaria que se planteen, lleguen de donde lleguen”, asegura Bulló. Por eso, unas de las áreas más recientes en que está haciendo investigación son la ciencia de datos y la inteligencia artificial, de forma complementaria al resto de especialidades. El grupo se ha preparado para optar al reconocimiento como unidad de excelencia María de Maeztu por parte del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Este proceso ha obligado Tecnatox a analizar su funcionamiento y a plantear los retos que tiene por delante. “Tenemos que trabajar con excelencia y estar diferenciados. Tenemos un equipo cada vez más multidisciplinario: podemos abrir mercados nuevos y ofrecer una cartera de servicios más amplia. Generamos investigación de impacto y nos gustaría trabajar con más empresas del territorio, pero no tenemos financiación estructural y necesitamos estabilizar investigadores”, explica Bulló.

Algunos de los investigadores e investigadoras que forman parte del centro Tecnatox, con Mònica Bulló en primer término, en el centro.

A pesar de disponer de una buena red de contactos hechos a lo largo de los años, Tecnatox se ha marcado como hito establecer nuevos lazos con la industria y las instituciones del territorio. Una de las acciones previstas es la creación de una red alumni propia que le permita mantener el contacto con investigadores que han pasado por los grupos de investigación y que han desarrollado su carrera profesional más allá del mundo académico. “En los últimos cinco años han salido cincuenta doctores de Tecnatox. Nos conocen, nos entendemos y ocupan lugares a la industria”, afirma Bulló.

Otro vector en que se está moviendo Tecnatox es la participación en foros y agrupaciones de interés que son punto de encuentro con otros centros de investigación, instituciones y empresas. De hecho, el grupo ha organizado este mes de marzo por segunda vez lo Workshop Anual Tecnatox, un encuentro que reúne investigadores y profesionales del tejido empresarial alrededor de la alimentación, la salud y la sostenibilidad. Impulsada desde este centro de la URV, con el apoyo del Hub Foodtech & Nutrition, Redessa y el Ayuntamiento de Reus, el objetivo es buscar sinergias y oportunidades de colaboración entre los agentes del territorio e investigadores, con la intención de desarrollar pruebas de concepto, proyectas semilla o madurar tecnologías ya existentes alrededor de la nutrición y la salud, la tecnología y la innovación, y el medio ambiente y la toxicología. Es decir, con el progreso de la sociedad, como todo el que se hace desde los grupos TECNIO de la URV, en el punto de mira.

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