Reportaje

Proactivos en tiempos de emergencia

El cambio climático, una de las grandes preocupaciones actuales, se aborda en la URV desde todos los ámbitos afectados, con grupos de investigación que inciden en el territorio y que son referentes internacionales. El IU-RESCAT canaliza y optimiza todo este trabajo clave en la transición energética y hacia la sostenibilidad

Son tiempos cruciales para el futuro del planeta. Ya hace tiempo que emite señales de agotamiento, con una contaminación y una sobreexplotación de recursos que hacen imprescindibles cambios en el modelo de sociedad. Dentro de la comunidad científica, todo el mundo tiene claro que el cambio climático es una problemática que hay que abordar con urgencia, alertados por un calentamiento global que cada día se hace más evidente y que hay que revertir. Y en la Universitat Rovira i Virgili ya hace años que se trata una cuestión que tiene muchas aristas e implicaciones interconexionadas con proyectos de investigación y de formación surgidos fruto de la inquietud y la conciencia de diferentes ámbitos del conocimiento. Desde hace dos años, todo el trabajo que se hace a la URV alrededor del cambio climático y los efectos de la contaminación se canaliza y se optimiza a través de la IU-RESCAT, el Instituto Universitario de Investigación en Sostenibilidad, Cambio Climático y Transición Energética, punto de encuentro para todos estos grupos de investigación y que los permite trabajar en proyectos transversales, de forma que los retos de la emergencia climática se afrontan de manera multidisciplinaria.

Así, a la URV no se deja de banda ninguno de los aspectos implicados en el cambio climático. Se aborda el estudio del comportamiento y la evolución del fenómeno desde la geografía y la ciencia del clima; se analizan las implicaciones económicas y qué alternativas hay para hacer un cambio de modelo económico más sostenible; se trabaja para adaptar el derecho en los nuevos conflictos surgidos alrededor de la emergencia climática; se detectan los riesgos de la contaminación para la salud física y mental y se alerta de sus efectos directos sobre el medio ambiente; se buscan energías alternativas y soluciones tecnológicas para el desarrollo sostenible… Además, desde todos los ámbitos se da especial importancia a la formación, así como a la divulgación entre la población para concienciarla.

Javier Sigró: «El cambio climático intensifica sucesos que siempre se han dado y, por lo tanto, es clave saber en qué porcentaje tiene la culpa de un fenómeno determinado»

El germen del IU-RESCAT es, de hecho, lo Centro en Cambio Climático (C3), que desde el Departamento de Geografía ya hace unos cuántos años -oficialmente desde el 2008- que trabaja para entender el cambio climático. “Tradicionalmente nos hemos dedicado a detectarlo y caracterizarlo, creando bases de datos y recuperando documentación histórica, para ver como evoluciona la suya señal.” Lo explica Javier Sigró, que detalla que ofrecen la información a determinados sectores que la necesitan, convirtiendo estos datos brutos en indicadores que puedan ser más útiles para el seguimiento de sequías, problemas de salud, construcción y mantenimiento de infraestructuras…

Sigró es uno de los miembros del C3, un centro que des del campus de Vila-seca tiene siempre una ventana abierta al mundo para colaborar con instituciones y administraciones y transmitir su pericia y experiencia. Por ejemplo, con la Organización Meteorológica Mundial tienen un proyecto de capacitación y desarrollo de servicios climáticos en Latinoamérica, mientras que en la África cooperan con estados para desarrollar indicadores de cara a conferencias sobre cambio climático. Y encara otro ejemplo que demuestra que son un referente mundial en la materia: trabajan para la empresa que gestiona las infraestructuras ferroviarias italianas, preocupada por si los efectos del cambio climático pueden malograr el trazado de las vías, desarrollando herramientas e indicadores para que puedan prever y monitorizar cualquier incidencia que las pueda afectar.

También tienen en curso un proyecto en que comprueban como evoluciona el cambio climático en las zonas de montaña, como por ejemplo los Pirineos y Sierra Nevada, y si por ejemplo, las variaciones históricas de temperatura se producen del mismo modo en los valles y a las cumbres.

Un río sec por culpa de la falta de precipitaciones. / SVEN LACHMANN (Pixabay)

“Nosotros utilizamos mucho las técnicas de cocreación, talleres, trabajos de campo… Hablamos sobre todo con las personas afectadas. Por ejemplo si estudiamos la sequía lo hacemos con los agricultores, con la administración que gestiona el tema, con los servicios meteorológicos…”, asegura Javier Sigró, que afirma que el interés es siempre que la información sea útil, completa y que llegue a las personas y colectivos adecuados. “Y sobre todo que sirva para alertar de fenómenos, para prevenir”, añade.

Al final, tal y como recuerda el investigador, lo que hace el cambio climático es intensificar sucesos que siempre se han producido y, por lo tanto, es clave saber en qué porcentaje tiene la culpa de un fenómeno determinado. Utilizando modelos climáticos se ha podido atribuir al cambio climático el 20% de responsabilidad en la DANA de València. “O la sequía, por ejemplo, que en zonas de África y de América Latina siempre ha sido habitual, pero que con el cambio climático tiende a agudizarse y a afectar poblaciones que dependen mucho de la agricultura”, apunta Sigró.

El investigador del C3 se refiere a un proyecto que, de hecho, se desarrolla bajo el paraguas del IU-RESCAT. Es el Life eCOadapt540, proyecto europeo que tiene por objetivo adaptar los territorios y las economías locales al cambio climático en diecinueve zonas de Cataluña. Y es, realmente, un proyecto multidisciplinario, puesto que “se habla de infraestructuras verdes, de gestión sostenible de recursos hídricos, de resiliencia económica en turismo y en agricultura…”, de forma que, apunta Sigró, interviene todo el abanico de investigadores de la casa.

Susana Borràs: «Las administraciones necesitan llenar los vacíos de conocimiento que tienen y desde las ciencias sociales podemos incidir en la generación de nuevas normas»

Y es que otro de los ámbitos en que hay que incidir cuando se trata el cambio climático es el derecho ambiental, con mucha tradición en la URV. “Fuimos de los primeros en introducir una asignatura obligatoria de derecho ambiental, en unos años en que cuando se hablaba de ello no se ponía énfasis en el cambio climático y se trataba con una perspectiva muy sectorial”, explica la profesora e investigadora del Departamento de Derecho Público Susana Borràs, referente en este ámbito puesto que, por ejemplo, forma parte de la Comisión Mundial de Derecho Ambiental, la máxima autoridad internacional en preservación del patrimonio natural y la diversidad biológica. También en cuanto a la docencia, la URV ha incorporado la asignatura “Sostenibilidad y Cambio Climático”, que es optativa y compartida por los grados de Arquitectura, Derecho, Geografía y Comunicación. “Pocas universidades tienen una asignatura que aborde esta cuestión de una manera tan transversal e involucrando diferentes departamentos”, recuerda Borràs, que también hace referencia al Máster universitario en Derecho Ambiental que se imparte en la URV.

La semilla de este interés por la materia es la creación, el 2007, del Centro de Estudios de Derecho Ambiental de Tarragona, ubicado en la misma Facultad de Ciencias Jurídicas y en que hay involucrados investigadores e investigadoras de diferentes ámbitos, jurídicos y no jurídicos, para darle una visión interdisciplinaria, con el cambio climático como uno de los objetos de estudio más importantes actualmente.

Borràs admite que no es fácil incidir en los estados, de forma que se tienen que acoger a convocatorias y subvenciones que se generan a diferentes niveles de la administración para intentar influir en la política. “Nosotros directamente no hacemos normativas, pero las administraciones necesitan llenar los vacíos de conocimiento que tienen y nosotros podemos incidir en la generación de nuevas normas aportante nuestra pericia, desde el punto de vista de las ciencias sociales y desde la neutralidad y objetividad que nos dan”, afirma. Otra manera de hacer sentir la voz es participar en conferencias internacionales y en los principales foros mundiales. Sobre todo, desde el derecho ambiental se busca como afecta el cambio climático en los derechos humanos y como se puede conseguir que el derecho refleje estas consecuencias sociales.

La contaminación afecta la calidad de vida de las persones y provoca desplazamientos. / STEVE BUISSINE (Pixabay)

Y la litigación climática, otro ámbito al alza puesto que cada vez hay más sentencias a favor de ciudadanos que denuncian que sus derechos son vulnerados por la inacción de los estados (enfermedades, pérdida de calidad de vida…). Es uno de los temas que actualmente centran las investigaciones y también la formación, puesto que con los estudiantes del máster, y de hecho también con diferentes universidades europeas, se desarrollan herramientas de litigación climática, para ver como se pueden proteger los derechos en este contexto de emergencia climática, lo cual los sirve, también, para elaborar guías para formar los estudiantes.

“No podemos ignorar que el cambio climático està aquí y que cada vez habrá más fenómenos relacionados, y nos tenemos que adaptar a las consecuencias desde todos los ámbitos, también los efectos sociales. Dar cobertura a un sistema económico que no tiene en cuenta los límites del planeta es contraproducente y no adoptar medidas es irresponsable. Todos los sectores tienen que estar a la altura”, concluye Susana Borràs.

Josep Maria Arauzo: «Analizamos cuáles son las barreras y cuáles los facilitadores de la implantación de medidas de economía circular por parte de las empresas»

También tiene que estar a la altura, y de manera especial, el sector económico, y por eso desde la URV se buscan las alternativas para hacer el cambio hacia un modelo económico más sostenible. Josep Maria Arauzo, profesor del Departamento de Economía e investigador del Centro de Investigación en Economía y Sostenibilidad (ECO-SOS), está trabajando actualmente sobre todo alrededor de la economía circular, clave para dejar atrás los métodos obsoletos que han llevado al calentamiento global: “Miramos cuáles son las barreras y cuáles los facilitadores de la implantación de medidas de economía circular por parte de las empresas.”

Según Arauzo, en este contexto de transición ecológica y energética hay unos costes adicionales por parte de las empresas, que tienen que adaptarse a una nueva manera de producir y organizar la producción. “Esto supone unos costes, pero también es una oportunidad a nivel de nuevos mercados, de nuevos perfiles profesionales. Esto las empresas lo tienen cada vez más claro -asegura Arauzo- y por eso se avanzan a restricciones futuras, a cambios a las cadenas de valor, que cada vez tienen que ser más locales, con menos consumo de energía, de agua… Tienen que adaptar la operativa a un marco normativo cada vez más consciente de la carencia de sostenibilidad del modelo actual.” Arauzo considera importante que las empresas estén concienciadas, pero también que la administración las acompañe con compensaciones e incentivos -que no es gasto público, sino inversión de futuro, asegura-, porque al final las compañías necesitan que la apuesta por la sostenibilidad los salga a cuenta.

Un parque eólico para aprovechar la energía que aporta el viento. / MANUEL DE LA FUENTE (Pixabay)

“Y, más allá de esto, las administraciones tienen que tener una visión global con paquetes de medidas. Por ejemplo no se puede incentivar el coche eléctrico si después no hay suficientes puntos de recarga”, afirma Arauzo. En este sentido, actualmente se está trabajando en un plan de transición energética con el ayuntamiento de Reus: “Les estamos poniendo sobre la mesa qué medidas pueden implementar alrededor de las energías renovables para rediseñar la dimensión energética de la ciudad”, explica el investigador del ECO-SOS, según el cual “este es un buen ejemplo de proyecto multidisciplinario de transferencia de conocimiento, que sale de esta casa por encargo de una administración pública y que incluirá un recetario de medidas posibles para aplicar. La decisión política es decidir qué se aplican”.

Josefa Canals: «Nosotros hacemos los estudios y las medidas de prevención son responsabilidad de las administraciones. Pero no nos es muy fácil llegar a ellas»

Otro ámbito que la URV no pasa por alto son los efectos de la contaminación sobre la salud de las personas, especialmente la mental. Lo explica Josefa Canals, profesora del Departamento de Psicología e investigadora del grupo de investigación Nutrisam (Nutrición y Salud Mental): “Analizamos como el aire de nuestro entorno puede afectar la salud, a partir de tóxicos que pueden venir del tráfico, de las industrias… La zona de Tarragona es crítica en este sentido. Esto lo miramos a través de los embarazos, si los tóxicos que durante la gestación asimila la madre, a través del aire o de la ingesta de alimentos contaminados, van al feto y afectan su desarrollo neurológico.”

Su colega del grupo de investigación Victoria Arija -profesora, en este caso, del Departamento de Ciencias Médicas Básicas- afirma que, efectivamente, existe esta correlación entre la contaminación del ambiente en que se ha gestado el bebé y la posibilidad de sufrir problemas en su neurodesarrollo: “Ingiriendo alimentos entran contaminantes industriales ante los cuales el consumidor no puede hacer nada, puesto que no se detectan, no huelen mal… Son microplásticos, como los que contaminan el marisco y el pescado, los alimentos más contaminados a pesar de que se tienen que recomendar porque son saludables.” Canals recuerda, por ejemplo, que los niños que tienen en la orina más nivel de algunos metales nocivos, presentan más síntomas de déficit de atención, menor capacidad intelectual… “Son patologías que van en aumento y la situación ya es alarmante”, admite Arija. Las dos investigadoras apuntas que los últimos años se ha detectado un aumento en la prevalencia del autismo, probablemente por estas mismas razones.

Por lo tanto, la investigación pone sobre la mesa más elementos que dejan claro que la deriva de contaminación que explica el cambio climático se tiene que revertir. “Nosotros hacemos los estudios y las medidas de prevención son responsabilidad de las administraciones. Pero no nos es fácil llegar, incidir en los departamentos de salud”, lamenta Josefa Canals.

También dentro del ámbito de la salud buscan repercusión dos proyectos en que participa la URV y que tienen por objetivo evaluar como impacta el cambio climático en las personas que sufren enfermedades crónicas. Coordinada por la Fundación Docencia e investigación MútuaTerrassa, y en que también participan el Servicio Meteorológico de Cataluña y la UPC, la investigación, pionera a nivel internacional, pretende extraer indicadores científicos que permitan anticiparse e incidir en la mejora de la salud de estas personas elaborando recomendaciones y estrategias a escala global para adaptar los sistemas sanitarios a los retos derivados del cambio climático. Participan activamente los investigadores Maria Vinaixa i Òscar Yanes, del grupo de investigación Mil@b de la URV.

Joaquim Rovira: «Falta mucho camino por recorrer en la investigación sobre la toxicidad de los microplásticos, pero cada vez hay más evidencias que afectan nuestra salud»

Hablaban Josefa Canals i Victòria Arija de la contaminación del pescado y el marisco. Donde más se ha investigado sobre esta problemática es en el Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica (Tecnatox) de la URV, que acumula unas cuántas investigaciones sobre la contaminación por microplásticos, otro de los quebraderos de cabeza de estos tiempos de emergencia climática. Según unos de sus investigadores, Joaquim Rovira, la mayoría de organismos marinos que se consumen contienen microplásticos, sobre todo los moluscos, de forma que un consumidor medio adulto ingiere anualmente unos 8.000 microplásticos, y puede llegar a los 20.000 cada año en los casos de grandes consumidores.

Acumulación de microplásticos en la playa de la Pineda. / CEDIDA GOOD KARMA PROJECTS

“Todavía falta mucho camino por recorrer en la investigación sobre la toxicidad de los microplásticos, pero cada vez hay más evidencias que estas partículas y las sustancias que incorporan afectan nuestra salud”, asegura Rovira. Según las investigaciones de Tecnatox, a sabiendas del material y la forma de los microplásticos contaminantes, que tienen diferentes orígenes pero que suelen acabar en el mar, se puede deducir de donde provienen: fibras de polipropileno de las redes de pescar, poliamidas de las fibras sintéticas de la ropa, partículas de polietileno de bolsas desechables… Se hace evidente, según Rovira, que hacen falta cambios en el modelo productivo y un aumento del respeto por el medio ambiente.

Joan Manel Vallès: «Los resultados de nuestros estudios tienen que ayudar a demostrar que la implantación de energía renovable es beneficiosa para todo el mundo»

Para andar hacia un modelo económico sostenible, para avanzar en la transición ecológica, son claves las energías alternativas. Son unos cuántos los grupos de investigación de la URV que trabajan para potenciar y difundir las energías renovables. En el Departamento de Ingeniería Mecánica, por ejemplo, Joan Manel Vallès y Dieter Boer buscan soluciones renovables y proponen modelos energéticos alternativos. Vallès explica, por ejemplo, que preparan propuestas para municipios con una combinación de tecnologías y de diferentes dimensiones, para que elijan en función del presupuesto, del impacto: “Lo planteamos como una comunidad energética y que de las opciones de tecnologías renovables escojan la combinación que los interese. Son comunidades no aisladas, están conectadas a las redes, de las cuales por ejemplo también pueden coger electricidad, puesto que consumir solo lo que generan es muy difícil, se necesita dimensionar mucho las instalaciones. Al final se busca el mejor balance económico.”

Dieter Boer explica que en el contexto de un plan del gobierno catalán para reducir las emisiones de dióxido de carbono –“para ir bien necesitaríamos multiplicar por veinte la capacidad de las energías renovables”, recuerda- están estudiando la posibilidad de instalar placas fotovoltaicas en los techos de las zonas rurales. A partir de un mapa catastral miran el espacio disponible, los datos climáticos y los consumos actuales de energía. “Al final necesitamos una mezcla de energías, puesto que el sol y el viento no siempre están disponibles y hay que combinar, almacenar… Y necesitamos mucha cantidad”, afirma. Han calculado que ocupando un tercio de los techos se puede generar el 30% de la energía que se necesita actualmente.

En las zonas rurales es donde hay espacio disponible para las renovables y menos consumo de energía, de forma que se puede generar un excedente que puede ser fuente adicional de ingresos para los pueblos y, por lo tanto, reportar beneficios sociales. Y es que uno de los aspectos que han detectado que también hay que tener en cuenta en la implantación de energías renovables es el malestar social existente en zonas de Cataluña en que hay mucha concentración. Todo el mundo dice sí a las renovables, pero no en su casa. “Una tarea que tenemos que hacer ahora es mucha pedagogía para que haya aceptación social. Los resultados de nuestros estudios tienen que ayudar a demostrar que es beneficioso para todo el mundo”, dice Joan Manel Vallès, que reitera que la energía consumida actualmente es muy alta, de forma que hace falta mucha generación de renovables.

Placas fotovoltaicas en el techo de uno de los edificioss del campus de Bellissens de la URV.

Vallès i Boer expliquen que entre les fonts alternatives d’energia, una de les que té futur és la biomassa, ja que n’hi ha en excés -la qual cosa és problemàtica-, per exemple perquè els boscos no s’exploten. De fet, a la URV hi ha més grups que investiguen al voltant de l’aprofitament de la biomassa i d’altres residus -com ara el grup de recerca Tecnio AMIC (Aplicacions Mediambientals i Industrials de la Catàlisi) de Francesc Medina-, així com al voltant dels biocombustibles, de l’hidrogen verd… La Càtedra URV-Fundació Repsol de Transició Energètica canalitza molta de la feina que es fa en aquest sentit.

Y todavía hay que apuntar más proyectos concretos alrededor del cambio climático, como por ejemplo la investigación del Departamento de Bioquímica y Biotecnología sobre sus efectos sobre la viña y la calidad de lauva y del vino; la investigación de la Unidad de Micología y Microbiología Ambiental que ha detectado nuevas especies de hongos potencialmente patógenos para los humanos que han aparecido a causa de la sequía; el estudio del Departamento de Geografía que explora como impacta el cambio climático en las actuaciones castelleras, en que se sufre cada vez más calor… Además, muchas de las actividades de divulgación de la URV (Noche de la Investigación, Semana de la Ciencia, retos para estudiantes como por ejemplo los hacakatons…) tienen el cambio climático, sus consecuencias y las soluciones para hacerle frente, como temática habitual.

Enric Aguilar: «El cambio climático no se puede abordar desde un único campo de conocimiento, y en la URV tenemos todas las líneas de investigación implicadas»

Así, con tanta tradición en investigación sobre cambio climático y con tanto trabajo hecho y por hacer, la creación de la IU-RESCAT era oportuna para “fijar una perspectiva panorámica para abordar una problemática tan compleja”, tal y como afirma su director, Enric Aguilar, según el cual el cambio climático no se puede abordar desde un único campo de conocimiento y hay que aprovechar que en la URV hay todas las líneas de investigación implicadas. “Lo que hacemos también es ayudarnos entre nosotros. Ahora por ejemplo analizamos potenciales eólicos, de radiación solar, y esto tiene un componente atmosférico, pero también de cómo se traslada a la energía, de ordenación del territorio, hay un impacto económico, una legislación detrás…”

Tampoco se olvida la formación, puesto que el IU-RESCATE está detrás del posgrado sobre comunidades energéticas renovables locales que se imparte con la Asociación Catalana de Municipios a través de la FURV y la Federación Municipalista de Impulso Territorial. “Y aquí desfilan una buena parte de los grupos de investigación del instituto, de forma que se ofrece una visión muy global”, dice Aguilar.

En definitiva, el director recuerda que el IU-RESCAT lo forman grupos muy potentes en los respectivos ámbitos de investigación que continúan haciendo proyectos individuales pero que cuando se unen, interaccionan e intercambian ideas los resultados multiplican sus efectos y son claves para aportar propuestas, datos y modelos para que las tomas de decisiones en estos tiempos de emergencia climática sean lo más acertadas posible. El futuro del planeta está en juego.

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