Notas de prensa 05/06/2024

El riesgo de sufrir acoso escolar se triplica en niños y niñas con trastorno del espectro autista

Una investigación de la URV ha estudiado la prevalencia del trastorno del espectro autista y del trastorno por déficit de atención e hiperactividad en menores en edad escolar y cómo estas condiciones les afectan en las relaciones sociales

Un equipo investigador del grupo Nutrición y Salud Mental de la URV ha estudiado la prevalencia del trastorno del espectro autista (TEA) y del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños escolarizados en la demarcación de Tarragona. La investigación, que también ha determinado en qué medida estos trastornos afectan a las relaciones sociales de los niños, ha recopilado datos de 7.000 alumnos, de los cuales ha estudiado 700 en detalle. Los resultados determinaron que un 1,5% de los niños tenía TEA, mientras que un 5% fue diagnosticado con TDAH. Este estudio, llamado EPINED, ha descubierto que el riesgo de sufrir acoso, aislamiento o exclusión social puede llegar a triplicarse en aquellos niños que sufren uno de estos trastornos.

En la primera parte del estudio, Núria Voltas, Josefa Canals, Paula Morales y Carmen Hernández, investigadoras del Departamento de Psicología, determinaron la prevalencia —número de casos diagnosticados en un momento y entorno determinados— de trastorno del espectro autista y trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños y niñas de la demarcación de Tarragona. Para ello, cribaron a más de 7.000 menores de dos grupos de edad: alumnos de Infantil 4 y del quinto curso de Educación Primaria (EP) de una muestra representativa de toda la provincia. Mediante test contestados por maestros y familias, pudieron identificar aquellos casos con indicios de presentar alguno de los dos trastornos. Del cribado salió una muestra de 700 niños, entre los que había un grupo de control para evaluar el correcto funcionamiento de la metodología.

Después de realizar entrevistas con los menores y sus familias y estudiar todos los casos individualmente, las investigadoras determinaron que el 1,5% de los niños y niñas de la muestra tenía TEA y, en el caso del TDAH, la prevalencia de diagnóstico era del 5%. “También hemos valorado a otros escolares con dificultades que quedan fuera del diagnóstico, que no presentan todos los síntomas; si los tenemos en cuenta, podríamos decir que un 3,5% de ellos presenta algún síntoma de TEA”, puntualizan.

Paula Morales-Hidalgo, Fina Canals, Núria Voltas y Carmen Hernández, integrantes del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV.

Otro de los objetivos de la investigación era determinar si los niños y niñas diagnosticados con alguno de estos trastornos se sienten desplazados socialmente y en qué grado. Las investigadoras encontraron que un 35% de los escolares de Educación Primaria con TDAH informaban de estar sufriendo algún tipo de acoso, aislamiento o exclusión social. «Este fenómeno se agrava en aquellos niños que presentan TDAH de tipo combinado, es decir, con todos los síntomas típicos: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad», explica Núria Voltas.

En cuanto a los escolares con TEA, que se caracterizan por presentar dificultades en la interacción y comunicación social y problemas conductuales, se ha encontrado que el 58% se sienten desplazados y excluidos. “Los niños con TEA quieren relacionarse, pero no saben cómo; en el caso de los TDAH, son tan movidos e intensos que el trastorno influye en su relación con los demás”, explica Fina Canals. Estas particularidades hacen que su conducta pueda ser percibida como «extraña» o «molesta» por sus compañeros. Para los escolares sin ningún tipo de trastorno diagnosticado, el índice de percepción de acoso, aislamiento o exclusión social se sitúa en un 18%.

La investigación también ha revelado que en los casos que presentaban ambos trastornos, es decir, los comórbidos, la sensación de aislamiento social se acentuaba. Estos resultados no describen a los niños con TEA y TDAH de I4, ya que no son suficientemente maduros para responder a las pruebas de percepción victimización por abuso escolar.

“El acoso escolar tiene consecuencias a largo plazo y aumenta el sentimiento de miedo a las relaciones sociales; tener TEA o TDAH y sentirte victimizado incrementa los problemas emocionales”, dice Fina Canals. Cuando estas personas crecen y entran en la adolescencia y en la etapa adulta presentan “índices muy elevados de trastornos de salud mental” y un “elevado riesgo de suicidio”. Por eso, las autoras de la investigación reivindican la necesidad de que los programas contra el bullying incluyan especificaciones para grupos de riesgo con medidas concretas.

Referencia: Morales-Hidalgo P, Voltas N, Canals J. Self-perceived bullying victimization in pre-adolescents on the autism spectrum: EPINED study. Autism. 2024 Apr 16:13623613241244875. doi: 10.1177/13623613241244875. Epub ahead of print. PMID: 38623050.

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