02/04/2020
Ciudades turísticas: del bienestar a la amenaza
La masificación del turismo ha transformado la identidad de las ciudades en perjuicio de sus habitantes. Un proyecto europeo liderado por la URV busca soluciones para evitar la exclusión social en este destino, que afecta especialmente a los sectores más vulnerables
La masificación del turismo ha transformado la identidad de las ciudades en perjuicio de sus habitantes. Un proyecto europeo liderado por la URV busca soluciones para evitar la exclusión social en este destino, que afecta especialmente a los sectores más vulnerables
Vivir en una ciudad turística ha pasado de ser una garantía de bienestar a una amenaza para su población, que ve como la vivienda se ha vuelto escasa y muy cara, las condiciones de trabajo están precarizadas, los servicios y espacios públicos se han congestionado y el coste de vida no deja de crecer. Para hacer frente a este fenómeno se ha puesto en marcha el proyecto europeo SMARTDEST, coordinado y liderado por el investigador Antonio Russo, del Departamento de Geografía de la Universitat Rovira i Virgili, que durante los próximos tres años quiere aportar soluciones a este problema y proponer el diseño de políticas públicas que eviten la exclusión social de los ciudadanos que residen en los núcleos urbanos afectados.
Los sectores más vulnerables de la sociedad, en particular, sufren los peores efectos de la turismificación de las ciudades. La promesa de ‘ciudades inteligentes’ capaces de mejorar la vida de los ciudadanos en un marco de eco-eficiencia e inclusión, no acaba de funcionar. Las tecnologías digitales parecen hacer las cosas aún más fáciles a los turistas en la competición por los recursos urbanos. En este sentido, el proyecto SMARTDEST quiere contribuir a la definición de una agenda política para las ciudades que tome las movilidades turísticas y sus efectos en serio, a todos niveles de gobierno, y extraer el potencial de la innovación social procedente de la implicación ciudadana para comunidades más resilientes.
Durante estos tres años se trabajará, por un lado, para analizar el rol de las movilidades turísticas y otras formas de habitar temporalmente la ciudad como hechos transformadores de los núcleos urbanos. También se examinará el fenómeno de la exclusión social, cada vez más presente en este tipo de ciudades y que viene derivado del desplazamiento de los servicios sociales de los núcleos urbanos hacia la periferia. Además, a través de un trabajo colaborativo con agentes sociales de las ocho ciudades que se incluirán en el proyecto, se estudiarán las formas de resistencia y autoorganización ciudadana. También se desarrollarán CityLabs, laboratorios de ideas que funcionen como sedes de diseño participativo de soluciones centradas en las necesidades de la comunidad y propongan soluciones políticas innovadoras, y finalmente se transferirán los resultados obtenidos durante estos tres años de trabajo a nivel local hacia las entidades políticas y entidades afectadas.
Casos piloto en Barcelona, Venecia, Jerusalén y Amsterdam
El proyecto estudiará inicialmente los casos de 4 ciudades preseleccionadas para hacer una prueba piloto: Barcelona, Venecia, Jerusalén y Amsterdam, que ya tienen en marcha una amplia gama de iniciativas para favorecer la inclusión social relacionada con el desarrollo del turismo y experimentan con sol soluciones inteligentes para hacer frente al exceso de la presión turística que sufren. En una fase posterior se incluirán otras cuatro ciudades.
El objetivo final de este proyecto es acabar produciendo un impacto social a través de las propuestas de nuevas formas de trabajar en el ámbito europeo a fin de encontrar soluciones estratégicas al exceso de presión turística en los sectores sociales, políticos y económicos. La idea es compartir con los agentes europeos y las comunidades de interés un programa de actividades de transferencia y diálogos constructivos.
El proyecto SMARTDEST se ha financiando en el marco del programa Horizonte 2020 con un presupuesto total de 3,1 millones de euros y se llevará a cabo durante tres años, hasta enero de 2023. Forma parte un consorcio de 12 socios académicos de 7 países de la Unión Europea, además de un país asociado, bajo el liderazgo de la URV. El grupo investigador que conforma este consorcio es muy heterogéneo, con experiencia académica en geografía, turismo, planificación, sociología, economía, comunicación o antropología, que tienen una larga experiencia de trabajo conjunto en proyectos de investigación colaborativos a nivel internacional.