Notas de prensa 30/03/2023
Los niños y niñas con autismo tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir problemas emocionales
El estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV apunta la necesidad de profundizar más en la evaluación de diagnóstico, puesto que si además sufren TDAH, una comorbididad que a menudo no se detecta, la vulnerabilidad aumenta significativamente
El estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV apunta la necesidad de profundizar más en la evaluación de diagnóstico, puesto que si además sufren TDAH, una comorbididad que a menudo no se detecta, la vulnerabilidad aumenta significativamente
Un estudio exhaustivo del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la Universitat Rovira i Virgili ha destacado la vulnerabilidad emocional de los niños y niñas con trastorno del espectro autista (TEA). Según el trabajo, llevado a cabo con cerca de 800 escolares y preescolares de la demarcación de Tarragona, los niños con TEA tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir problemas emocionales, básicamente depresión y ansiedad, que el resto. Si, además, tienen déficit de atención con hiperactividad (TDAH), una comorbididad que muchas veces no se detecta a pesar de que afecta el 40%, este riesgo aumenta hasta cuatro o cinco veces. El estudio demuestra que hay trabajo por hacer, pero también da muchas claves para progresar en el acompañamiento de las personas con autismo, que este domingo 2 de abril tiene su día mundial.
“La posibilidad de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión aumenta hasta tres veces en los niños y niñas que presentan una de las dos condiciones, pero si tienen el doble diagnóstico, TEA y TDAH, presentan una vulnerabilidad sensiblemente más grande”, afirma Paula Morales, investigadora del estudio junto con Núria Voltas, Carmen Hernández i Josefa Canals. El problema, tal como asegura Paula Morales, es que muchas veces, cuando se hace un diagnóstico de TEA, no se evalúan específicamente las dificultades en la regulación de la atención y de la conducta, más característicos del TDAH, porque se superpone la sintomatología de los dos trastornos o porque solo se considera el diagnóstico principal “como un cajón de sastre en que cabe todo”. En este sentido, el estudio deja claro que es clave afinar mucho más en el diagnóstico y precisar si, por ejemplo, los pacientes también tienen TDAH, porque hay mucho más riesgo de presentar problemas emocionales. “Si no se detecta, no se puede tratar adecuadamente. Hay que ser más rigurosos, puesto que, si ajustamos la intervención y el acompañamiento, esta persona tendrá un mejor pronóstico y una mejor evolución”, asegura Morales.
Según el estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV, el 32% de los niños y niñas en edad escolar con TEA tienen problemas emocionales clínicamente significativos, sobre todo ansiedad y depresión, un porcentaje que es del 38% en los que tienen TDAH y que sube hasta el 57% en los que tienen el doble diagnóstico. “Muchas veces estos niños y niñas se excluyen de los estudios que valoran la eficacia de programas de intervención en problemas emocionales dirigidos a la población infantil y juvenil. Pocos estudios se centran en la manera de ayudarlos, con estrategias basadas en la evidencia, a pesar de que son más vulnerables”, comenta Paula Morales.
El estudio demuestra, por lo tanto, que es necesario hacer más investigación en torno a estos colectivos y determinar los programas que los ayudarían a tener mejor estado emocional. Tal como recuerda Morales, “el autismo es una condición y una forma diferente a ser. A las personas con TEA los genera un fuerte malestar el hecho de sentir que no son entendidos ni incluidos en la sociedad, cosa que puede ir acompañada de la presencia de problemas psicopatológicos coocurrentes como la ansiedad o la depresión, derivados de un estrés sostenido. Todo esto repercute en una agravación de la gravedad del diagnóstico principal”.
El estudio forma parte del proyecto EPINED (Estudio Epidemiológico del Trastornos del Neurodesarrollo), liderado por la catedrática de la URV Josefa Canals. Es uno de los trabajos epidemiológicos más exhaustivos del Estado, porque se focaliza en población comunitaria y ha permitido determinar la prevalencia de estas condiciones identificando tanto los niños con diagnóstico previo como los que todavía no habían sido diagnosticados. El equipo continúa analizando las características de los niños i niñas con TEA y TDAH, los problemas emocionales y conductuales que tienen, si también sufren acoso escolar… El estudio ha preparado el terreno para trabajar en los procesos de detección, identificación, tratamiento y acompañamiento, para mejorar la calidad de vida y el bienestar de estos niños y niñas.