22/04/2022

María Vallet, pionera del uso de materiales biocerámicos para la regeneración de tejidos óseos, es doctora honoris causa por la URV

También sugirió la introducción de fármacos en los poros de materiales de silicio mesoporoso para conseguir la liberación controlada de fármacos, la cual cosa permitió abrir un nuevo campo terapéutico y de investigación. La Facultad de Química propuso la catedrática de Química Inorgánica de la UCM para formar parte del claustro de doctores de la URV con motivo de los 50 años de los estudios de Química en Tarragona

María Vallet, catedrática emèrita del Departamento de Química en Ciencias Farmacéuticas de la Universidad Complutense de Madrid, recibe la felicitación de la recotra de la URV, María José Figueras, después de ser investida doctora honoris causa.

María Vallet es una científica pionera en el campo de la química aplicada a la medicina. Y lo es doblemente: inicialmente por su contribución en la consecución de la regeneración de tejidos óseos con el uso de materiales cerámicos mesoporosos inorgánicos, y desde el año 2001 con la apertura de un nuevo campo de investigación basado en el uso de estos mismos materiales para el transporte y la liberación de fármacos en el tratamiento de infecciones, cánceres, enfermedades óseas y osteoporosis. Las aplicaciones en los pacientes en este segundo campo aún tendrán que esperar unos años, pero el salto cualitativo será relevante.

Yolanda Cesteros, decana de la Facultad de Química de la URV, ha apadrinado a María Vallet, catedrática de Química Inorgánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, para formar parte del claustro de la URV con motivo del 50 aniversario de los estudios de Química en Tarragona. Cesteros ha expresado en la laudatio, la exposición de motivos, la importancia del liderato de María Vallet a la hora de abrir camino y de integrar diferentes disciplinas, como la química, la biología, la farmacología, la ingeniería, la medicina y la física para lograr soluciones para la salud humana que suponen un punto de inflexión.

Un momento de la laudatio de Yolanda Cesteros.

Vallet, química de formación, obtuvo plaza de Catedrática de Química Inorgánica en la Facultad de Farmacia de la UCM el año 1990, la cual cosa fue determinante: “hice un giro en mi investigación buscando aplicaciones en el campo sanitario”, ha explicado. “Para cada problema, una solución. No todo vale para todo, pero con la misma base científica y los actores necesarios para cada función, conseguiremos los resultados deseados”.

Esta premisa, que Vallet ha apuntado durante su discurso de investidura, ha guiado su trabajo intelectual con el objetivo de que “la investigación llegue a la cama del enfermo”. Llevar el conocimiento a la práctica clínica, además, “implica mucha coordinación entre perfiles profesionales muy diferentes”.

Y así inició la investigación para utilizar materiales cerámicos mesoporosos inorgánicos en el campo de la biomedicina regenerativa, más concretamente para la regeneración de tejidos óseos. Se trata de fabricar tejidos similares a los originales pero dañados del paciente para sustituirlos, con la ayuda de matrices hechas con biomateriales cubiertos con una capa de células que se hacen crecer hasta colonizar la estructura completa y convertirse en un tejido u órgano funcional.

Nanopartículas inorgánicas para transportar fármacos

Pero a principio de los años 2000, tiene la idea de utilizar estos materiales en combinación con la nanomedicina para tener una aplicación que supone un gran salto hacia delante: “Algunos de los medicamentos más esperanzadores en la lucha contra el cáncer funcionan bien en su interacción con las células en los ensayos en cultivos celulares, pero son ineficaces cuando se introducen en el organismo, ya que las enzimas degradan estos medicamentos en cuestión de minutos”.

Por eso, la solución pasa, para Vallet, por el uso de las nanopartículas inorgánicas, como las de sílice mesoporosa, porque su resistencia mecánica, estabilidad química, biocompatibilidad y resistencia a los ataques microbianos las hace ventajosas para cargarles fármacos que se tendrán que subministrar a los pacientes para llegar a tratar solo los puntos deseados. El primer artículo que descubrió este logro se publicó en el año 2001 y abrió una nueva ventana terapéutica y un nuevo campo de investigación. De hecho, el Consejo Europeo de Investigación le concedió financiamiento para hacer una prueba de concepto el año 2015 y una Advanced Grant el año siguiente.

María Vallet durante el discurso de investidura, y Yolanda Cesteros, madrina de la doctora honoris causa.

Vallet ha afirmado sentirse contenta de contribuir a la mejora de la salud de las personas y ha recordado “el valor social” y también “el valor económico” de los avances científicos en este campo por el alto valor añadido que confiere la innovación y el conocimiento: “Por ejemplo, en el caso de los sustitutivos para los huesos y los dientes se parte de productos muy baratos y abundantes como las sales de calcio”.

La rectora, María José Figueras, ha resaltado la relevancia de la figura de María Vallet, la resiliencia que le ha permitido desarrollarse como científica y pionera en la biomedicina, y la firme defensa de la ciencia para promover los avances sociales y la paz en el mundo (participó en el Comité Rectoral del Programa Science for Peace de la OTAN entre el 1999 y el 2005). Figueras destacó el hecho que Vallet pase a agrandar la lista de mujeres honoris causa por la URV.

Como señal de acogida de la nueva doctora honoris causa de la comunidad científica de la URV, la rectora le ha otorgado a Vallet el título que acredita la distinción, la medalla y el birrete, así como los atributos que acompañan la distinción: el libro de la ciencia y la sabiduría, el anillo que se otorgaba como emblema del privilegio de sellar los dictámenes de la ciencia y la profesión, y los guantes blancos.

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