29/01/2015

A más contenido emotivo, más facilidad para recordar

Los resultados de este estudio cuestionan una teoría bastante generalizada: que la retención de estas palabras tiene que ver con la relación semántica que existe entre ellas. El trabajo se ha publicado en diciembre en la revista científica "Cognition and Emotion"

Cuando a una persona se le dicen palabras consideradas emocionales como amor, fiesta, muerte o pistola, no las retiene de la misma forma que si se le dice mesa o brazo, consideradas palabras neutras. De hecho, que las palabras con contenido emocional se recuerdan mejor que el resto ya era conocido.

Lo que ha sacado a la luz el Grupo de Investigación en Psicolingüística (GIP) de la URV en el trabajo publicado es que, a diferencia de lo que algunos expertos habían defendido hasta el momento, la facilidad por el recuerdo de estas palabras no se debe a la relación semántica que hay entre ellas sino al contenido emocional que contienen, ya sea en positivo o en negativo.

El trabajo se ha basado en un experimento conductual que se ha hecho con 130 personas. Los participantes tenían que leer palabras que no tenían relación semántica entre ellas, en un ordenador. No se les indicaba que iban a hacer una prueba de memoria, no lo sabían, de hecho, hasta el cabo de un rato, cuando ya hacía más de un cuarto de hora que habían leído el listado de palabras y se les pedía que recordaran todas las que pudieran. El listado contenía palabras que se consideran emocionales -en negativo o positivo- y otras neutras.

Estas palabras se obtienen de bases normativas publicadas en revistas científicas, donde se recogen, además de la emocionalidad de las palabras, datos sobre su longitud, su frecuencia de uso, si son concretas o abstractas, su familiaridad, etc. Todas estas variables se deben tener en cuenta en la selección de materiales que requieren los experimentos en psicolingüística.

La conclusión según Pilar Ferré, investigadora del Departamento de Psicología de la URV y autora principal del trabajo, «es que el contenido emocional tiene un efecto en sí mismo y las ventajas que provoca en el recuerdo no se pueden explicar sólo por la relación semántica entre las palabras «. Una vez analizados los datos, el estudio ha evidenciado que los participantes recordaron más palabras consideradas emocionales. Y entre estas no había relación semántica que pudiera hacer creer que este era el motivo. «Posiblemente se recuerdan más estas palabras porque la información con contenido emocional es importante para la supervivencia», apunta la investigadora. Por eso captarían la atención y se recuerdan mejor.

Los resultados pueden ser útiles, por ejemplo, de cara a la adquisición de nuevos conceptos en niños o en el aprendizaje de nuevas lenguas, ya que se podrían relacionar, por ejemplo, las palabras más difíciles de aprender con información emocional para facilitar el aprendizaje de vocabulario. El estudio se ha realizado en colaboración con las investigadoras Isabel Fraga, de la Universidad de Santiago de Compostela, y Montse Comesaña, de la Universidad do Minho, en Portugal. También participó la profesora de la URV Rosa Sánchez-Casas, que traspasó a finales de 2012.

Este grupo de investigación, liderado por el Dr. José Eugenio García-Albea, trabaja desde hace 20 años en el estudio del lenguaje, de los procesos mentales que hacen posible que se entienda y que se pueda expresar. Sus estudios consisten en experimentos conductuales en los que los participantes realizan tareas de diferente tipo con palabras: ya sea discriminar con la máxima rapidez posible palabras reales de otros que no son palabras, leer frases o hacer pruebas de memoria. También utilizan registros de potenciales evocados cerebrales -una medida de la actividad eléctrica cerebral- para analizar cómo responde el cerebro cuando se encuentra ante una determinada palabra o frase.

Recientemente, han empezado a usar el registro de movimientos oculares, para estudiar por ejemplo en qué partes del texto las personas se fijan más cuando leen. En las investigaciones han estudiado, entre otros, cómo influye el hecho de que una palabra tenga más de un significado en su procesamiento (por ejemplo, «banco») o las diferencias entre palabras concretos y abstractos, ya que se ha demostrado que los concretos se procesan con mayor facilidad y se recuerdan más. Por ello, investigan si ayudaría en el aprendizaje el hecho de que las palabras abstractas fueran emocionales.

Uno de los ámbitos de mayor interés del grupo ha sido el estudio del bilingüismo. Los investigadores han puesto de manifiesto en trabajos previos que, al contrario de lo que pueda parecer, el contenido emocional de las palabras es el mismo en las dos lenguas en las personas bilingües muy competentes, sobre todo si aprenden las dos lenguas desde pequeños.

En general, los trabajos del grupo se han centrado en investigar cómo influye el hecho de tener dos lenguas en la forma en que se procesan las palabras. Por ejemplo, han estudiado la forma en que las palabras ambiguas entre idiomas -aquellas que tienen múltiples traducciones a otro idioma (por ejemplo «muelle») – se procesan y como se representan en la memoria de una persona bilingüe. O cómo las personas procesan con mucha más facilidad las traducciones similares entre las dos lenguas (lo que se llaman palabras cognado, como «gato-gato») que aquellas que no lo son (por ejemplo «tabla-mesa»).

Para los investigadores, Cataluña proporciona un contexto casi único para estudiar el bilingüismo ya que, si bien en la mayoría de países los bilingües son mejores en una lengua que en otra, «aquí, en aprender desde pequeños catalán y castellano, y vivir en un entorno donde hay una constante exposición a las dos lenguas, la gente es muy competente en las dos. Esto los hace muy interesantes como objeto de estudio «, explica Pilar Ferré.

La referencia bibliográfica es: «Memory for emotional words: The role of semántico relatedness, encoding task and affective valence, Pilar Ferré et al. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25435268

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