12/03/2025

Atapuerca reescribe la historia de las primeras poblaciones de humanos en Europa

Un estudio liderado por el IPHES y con la participación de la URV atribuye los restos más antiguos de Atapuerca a la especie Homo affinis erectus y confirma que Europa occidental estuvo poblada por dos especies de homininos hace más de un millón de años

Un fragmento de cráneo humano descubierto en el yacimiento de la Sima del Elefante de Atapuerca se ha convertido en la cara más antigua de Europa occidental. Los restos, de entre 1,1 y 1,4 millones de años de antigüedad, representan una pieza clave para comprender las primeras migraciones y la evolución de los homininos —subfamilia de homínidos a los que pertenece el género homo, es decir, los humanos— en el continente europeo durante el Pleistoceno inferior.

Más erectus que antecessor

Durante la campaña de excavación de 2022, el Equipo de Investigación de Atapuerca recuperó fragmentos de la parte izquierda de la cara de un individuo adulto, en el nivel TE7 de la Sima del Elefante, uno de los yacimientos del sitio arqueológico. Su reconstrucción requirió un trabajo laborioso, en el que se utilizaron técnicas tradicionales de conservación y restauración y herramientas avanzadas de análisis 3D.

Fragmento (ATE7-1) izquierdo de la cara de un individuo asignado a Homo aff. erectus recuperado en el nivel TE7 de la Sima del Elefante (Sierra de Atapuerca, Burgos). Autoría: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA.

Después de dos años de investigación, el análisis detallado de la pieza —catalogada como ATE7-1 o Pink, como lo llaman los investigadores— ha permitido concluir que no corresponde a la especie Homo Antecessor, ya identificada en otras zonas del sitio arqueológico de Atapuerca, sino a una especie más primitiva. Sin embargo, las evidencias no son suficientes para una clasificación taxonómica definitiva, por lo que, de forma provisional, se han atribuido a la especie Homo affinis erectus —similar, afín al Homo erectus.

«Mientras el Homo Antecessor comparte con el Homo sapiens una cara de aspecto más moderno y la proyección de los huesos de la nariz, la configuración del rostro de Pink es más primitiva, con rasgos que recuerdan a los del Homo erectus», explica María Martinón, directora del Centro Nacional de Investigación Sobre la Evolución Humana (CENIEH) y una de las investigadoras principales del Proyecto de Investigación de Atapuerca. Sin embargo, la investigadora subraya que «la evidencia aún no es suficiente para una clasificación definitiva» y que se ha optado por el uso del término affinis para «reconocer las afinidades Pink con el Homo erectus» aunque se deja abierta la posibilidad de que pertenezca a otra especie.

El fósil ATE7-1, datado entre 1,1 y 1,4 millones de años, es significativamente más antiguo que los restos de Homo antecessor localizados hasta ahora en el yacimiento, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 860.000 años. Esta cronología sugiere que Pink pertenece a una población que llegó a Europa en una oleada migratoria anterior a la del Homo antecessor.

Este descubrimiento no sólo amplía el conocimiento sobre los primeros pobladores de Europa, sino que también plantea nuevas preguntas sobre el origen y la diversidad de los homininos que habitaron el continente. Eudald Carbonell, codirector del Proyecto Atapuerca y profesor emérito de la URV, considera que «las evidencias de diferentes poblaciones de homininos en Europa occidental durante el Pleistoceno Inferior sugieren que este territorio fue un punto clave en la historia evolutiva del género Homo».

Entorno y forma de vida

El nivel TE7 de la Sima del Elefante, donde se encontraron los restos, contiene numerosas evidencias de la presencia de homininos durante el Pleistoceno Inferior. Entre ellas, se han recuperado herramientas de piedra y restos faunísticos con marcas de corte, lo que indica el uso de tecnología lítica para el procesamiento de animales.

Industria lítica recuperada en el nivel TE7 de la Sima del Elefante (Sierra de Atapuerca, Burgos). A la izquierda, guijarro de cuarzo con extracción bifacial; arriba a la derecha, ascla de cuarzo y abajo, a la derecha, ascla de sílex Cretácico. Autoría: Nature / Maria D. Guillén / IPHES-CERCA.

Para Xosé Pedro Rodríguez, investigador de la URV especialista en industria lítica, las herramientas de cuarzo y sílex que han encontrado, aunque sencillas, «indican una estrategia de subsistencia efectiva y demuestran la capacidad de estos homininos para explotar los recursos de su entorno». Las marcas de corte identificadas en los restos de animales muestran evidencias del uso de estas herramientas para descarnarlos. Rosa Huguet, investigadora del IPHES especialista en tafonomía —el estudio de los procesos de fosilización— y líder de la investigación, considera que esto demuestra que «los primeros europeos conocían bien los recursos animales disponibles y sabían aprovecharlos de forma sistemática».

Costilla de un animal de talla pequeña con marcas de corte recuperada en el nivel TE7 de la Sima del Elefante (Sierra de Atapuerca, Burgos). Abajo a la izquierda, marca de corte interrumpida por una fisura. En el centro, marcas de corte interrumpidas por estrías de abrasión (pisoteo). A la derecha, detalle de la marca de corte. Autoría: Nature / Maria D. Guillén / IPHES-CERCA.

El conjunto de datos paleoecológicos —la paleoecología estudia los organismos y los entornos del pasado a través del registro fósil y estratigráfico— obtenidos al mismo nivel (TE7) muestran que el paisaje del Pleistoceno inferior a la Sierra de Atapuerca combinaba zonas boscosas, prados húmedos y fuentes de agua estacionales, proporcionando un entorno rico en recursos para estos primeros pobladores humanos.

Un hito clave para el proyecto de Atapuerca

El descubrimiento de ATE7-1 supone un nuevo paso adelante para el Proyecto Atapuerca y el estudio del poblamiento humano en Europa. «Es clave para entender nuestros orígenes y refuerza el papel de Atapuerca como referente mundial en el estudio de la evolución humana», sopesa Marina Mosquera, directora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA). Jose María Bemúdez, codirector del Proyecto Atapuerca, celebra el descubrimiento y augura «otra época prodigiosa para el proyecto».

El equipo investigador prevé que futuros descubrimientos y análisis ayudarán a precisar mejor el origen y la dinámica del poblamiento humano inicial en Europa. Las excavaciones en los yacimientos de Atapuerca subvencionadas por la Consejería de Cultura y Turismo de Castilla y León con el apoyo de la Fundación Atapuerca y sus patronos, así como la investigación de los hallazgos, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades podrían aportar más datos sobre las oleadas migratorias que poblaron Europa.

El estudio de este hallazgo ha sido publicado en la revista Nature y ha sido liderado por Rosa Huguet, investigadora del IPHES-CERCA, profesora asociada de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y coordinadora, junto con el Dr. Xosé Pedro Rodríguez-Álvarez, investigador de la URV, de los trabajos de excavación e investigación en el yacimiento de la Sima del Elefante. El estudio es fruto de la colaboración entre una amplia representación de personal investigador y técnico del IPHES-CERCA y la URV, así como otras instituciones nacionales e internacionales, entre las que destaca el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Referencia: Huguet, R. et al. The earliest human face of Western Europe. Nature. DOI: 10.1038/s41586-025-08681-0

 

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