La muestra es una denuncia de la contaminación del litoral y reabre la actividad del Aula de Arte de la Universitat después de dos años

El artista Jordi Llort-Figuerola ha hecho converger su profesión y su activismo medioambiental en los trabajos que se muestran en la exposición «Distopies del plàstic», para hacer evidente la contaminación del litoral. Ha utilizado como materia prima precisamente las evidencias, los residuos, que el mar ha depositado en las playas de Tarragona como material de las obras que pueden verse hasta el 28 de febrero en el CRAI campus Catalunya. Ésta es la primera exposición que impulsa el Aula de Arte de la URV después de dos años parados por la pandemia.

La exposición es fruto de cuatro años de trabajo multidisciplinar, en los que Jordi Llort-Figuerola ha aprovechado aquellos plásticos que no pueden llegar a reciclarse para encapsularlos en una obra. Se estructura en cuatro áreas, de las que destaca una reinterpretación de El tapís de Tarragona, de Joan Miró y Josep Royo, realizado con el ensamblaje de residuos de las ocho calas de la ciudad de Tarragona. Lo que de lejos es un tapiz de plásticos, de cerca es una máquina del tiempo: a través de mirillas que se iluminan se pueden ver dioramas en miniatura de las escenas de la vida de Joan Miró que inspiraron la creación de la obra original, tales como el accidente de coche de su hija.

Lo que en apariencia es una exposición desenfadada tiene un gran sustrato de crítica, como demuestra el área de La Cápsula del Tiempo. Si bien hay plásticos que acaban reducidos a pulso y conforman aquella contaminación menos evidente, hay otros que ni siquiera son reciclables, pequeños objetos que, por su singularidad, Llort-Figuerola ha petrificado en moldes de resina y pigmentos ultravioleta, que brillan en la oscuridad. Son restos arqueológicos de la vida contemporánea.

También expone por primera vez la obra Petroli Humà, una composición realizada con pellas de plástico semifundidas que cuelgan del techo con hilos de nylon y conforman una marioneta con forma humana. Se trata de una escultura móvil que reutiliza los residuos recogidos y documentados por la organización Good Karma Projects, que organiza limpiezas ciudadanas en las playas. Sólo en la última, el 13 de noviembre, recogieron 15,5 kilos de pellas en la playa de La Pineda.

Estas recogidas de residuos cuentan con frecuencia con el alter ego de Jordi Llort-Figuerola, Plastic Hunter, el superhéroe que el artista lleva dentro y que enseña a cazar los desechos del litoral. Así deja constancia en la exposición con la muestra de los trajes que ha utilizado a lo largo del tiempo, una serie de vídeos divulgativos de Tik Tok y una vitrina con los utensilios que utiliza y la libreta donde documenta los hallazgos y esboza las obras que hará.

«Distopies del plàstic» ha supuesto la reanudación de la actividad del Aula de Arte de la Universidad después del paro que ha supuesto la pandemia. El Aula de Arte, explica su director Albert Macaya, pone en valor los trabajos de investigación más innovadores de artistas del territorio: «Intentamos que sean al máximo experimentales y de investigación».