11/12/2018

El profesor Alfons Civit participa en la mejora de la directiva sobre evaluación ambiental estratégica

Ha sido invitado por la Comisión Europea en una sesión de trabajo de 80 expertos para evaluar el funcionamiento de la Directiva 2001/42/EC

El profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA) de la URV, Alfons Civit, participó el 6 de diciembre en una sesión de trabajo de expertos para estudiar el estado del funcionamiento de la Directiva 2001/42/EC a lo largo de sus años de vigencia, y analizar de qué manera se puede mejorar este funcionamiento. Esta directiva trata la evaluación de los efectos de determinados planes y programas sobre el medio ambiente. Los resultados de la sesión de trabajo y de las encuestas previas a los países se publicarán el próximo febrero y tienen que definir cuál es el futuro de la directiva, así como qué mejoras o modificaciones puede necesitar.

La reunión, convocada por la Comisión Europea a través de la consultoría jurídica Milieu y la consultoría ambiental Collingwood, congregó unos 80 expertos, de entre los cuales una quincena formaban parte del ámbito universitario, y el resto eran enviados por los gobiernos de sus países o por las diversas asociaciones de defensa ambiental o de actividades que tienen impacto ambiental. Anteriormente, se había hecho una ronda de encuestas a los países de la UE, con una participación total de 249 personas y dos sesiones de trabajo de expertos (de unas 76 personas cada sesión).

La Directiva 2001/42/EC se percibe como una herramienta válida para la defensa del medio ambiente, puesto que obliga a plantearse cuáles son los impactos de los planes y programas estratégicos. El hecho que la Unión Europea esté formada por culturas y tradiciones diversas, implica que en algunos lugares la Directiva se vea como una herramienta restrictiva mientras que en otras se considera que no habría sido necesaria dada la conciencia de las propias poblaciones. En su transposición legal y aplicación se percibe también una mayor necesidad de rigidez en algunos lugares y de flexibilidad en otras, ya sea porque las exigencias de los organismos ambientales son demasiado laxas o porque son demasiado estrictas – ligado también a las culturas y tradiciones de cada lugar.

Se considera que la Directiva ha sido una herramienta más útil para planes y programas de carácter local y regional, mientras que no lo ha sido para los planes y programas más abstractos y de jerarquía más elevada. En esto, el profesor Civit considera que la posibilidad de esquivar legalmente el cumplimiento de las evaluaciones ambientales para los planes y programas declarados “de interés general del Estado” puede causar daños irreparables y es una de las cuestiones que propuso. No pudo hablar, sin embargo, de los efectos transfronterizos de pequeños planes de ámbito local o regional que legalmente no necesitan ser informados al otro lado de los límites administrativos donde se aplican – esta inquietud será trasladada al equipo evaluador antes de que cierren su informe.

Igualmente, en el tipo de evaluación, la Directiva es más eficaz en los planes y programas más tangibles, como pueden ser los de tipo urbanístico, y cuesta más de entender y de ser percibida como una herramienta amiga cuando hay que aplicarla a planes y programas de carácter intangible y, sobre todo, de largo plazo.

En la sesión de trabajo hubo acuerdo en el hecho de que un buen plan o programa tiene en cuenta todos los parámetros y hace mucho más fácil la evaluación, que no suele proponer modificaciones. Igualmente, que en la mayoría de casos se pide la evaluación cuando los proyectos se encuentran muy avanzados, como si se pidiera directamente que los justificaran positivamente –que no puede ser en la mayoría de casos- y que habría que coordinar mejor la elaboración de planes y programas con la evaluación constante; en los Países Bajos la ley que transposa la Directiva dará un paso más allá y, a partir de 2020, pedirá una constante reevaluación de los impactos durante toda la vigencia de las implementaciones de los planes, incluso los de largo plazo.

Hay que considerar también la más gran conciencia sobre los efectos de los planes y programas sobre la salud y la calidad de vida de las personas, por parte de los países centroeuropeos, mientras que los países occidentales mantienen una visión económica de los impactos y de las soluciones. La pregunta “¿cómo puedo calcular y justificar la cantidad de ranas que mataré con mi proyecto?” fue cambiante a lo largo del día hasta “¿puedo implementar mi proyecto sin que cause víctimas entre las ranas?”.

Finalmente, se considera que la Directiva 2001/42/EC puede ser todavía una buena herramienta para limitar los efectos antrópicos que provocan el cambio climático, así como para establecer medidas paliativas de los efectos del cambio climático durante los próximos años, siempre y cuando la evaluación ambiental estratégica deje de considerarse un trámite y se considere una parte más, y nuclear, de los planes, programas y proyectos.

Los expertos presentes a la sesión de trabajo provenían principalmente de Bélgica, Flandes, Valònia, Polonia, Alemania y varias universidades portuguesas. destacaban también Rumanía, Hungría, y el norte de Italia. El profesor Alfons Civit fue el único representante catalán.

Civit compartirá el resultado del encuentro con los miembros de la Facultad de Ciencias Jurídicas que trabajan en el tema, a través del Centro de Estudios de Derecho Ambiental, así como también con el Departamento de Geografía y con los responsables de Medio Ambiente y de Evaluación Ambiental de la Generalitat.

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