26/10/2021

Estudiantes voluntarios de la URV son mentores de niños para mejorar sus expectativas socioeducativas

El proyecto Rossinyol quiere llegar a las 100 parejas de mentores universitarios y alumnos y ampliar el número de municipios en los que se ofrece

Meritxell Ortoneda, a la derecha, fue estudiante voluntaria del proyecto Rossinyol. En la imagen con la niña de quien fue mentora.

El año 2014 la entidad Quilòmetre Zero inició en Tarragona el proyecto Rossinyol, que nació en Malmö (Suecia) en los años noventa, con el objetivo de acompañar a niños y jóvenes con dificultades socioeducativas: un estudiante universitario acompaña como mentor o mentora a un estudiante de sexto de primaria o primero de la ESO durante un año escolar, durante el cual comparten actividades, conocimientos y el voluntario asesora, enseña y guía a los niños y adolescentes. Se trata de un proyecto presente en la URV desde hace años a través de la URV Solidaria, que gestiona la demanda de mentores y mentoras a través de la bolsa de voluntariado.

Llorenç Viña Mascarell, trabajador social, técnico de proyectos de Quilòmetre Zero y profesor de la URV, explica que este año se ha ampliado el número de municipios participantes y harán falta más estudiantes voluntarios que nunca: un centenar, para lo que se ha abierto un proceso de selección de estudiantes. A lo largo de estos años han participado alumnos de escuelas de Tarragona, Reus, Cambrils, Salou, Valls, Creixell, Constantí, La Canonja y Vila-seca, con el apoyo de los ayuntamientos y de la Universidad.

Aurora Sobrino y Fatou Camara son dos de las mentoras de la URV que participaron el pasado año en el proyecto y han compartido su experiencia. Aurora, estudiante de Psicología, fue mentora de una niña de 6º de primaria de la escuela Sant Pau de Reus: «Es muy especial cuando te encuentras con esta persona y se emociona al verte porque le harás compañía y le ayudarás». Añade que «a pesar de que muchos eran niños a los que les costaba estudiar, en su caso era una alumna con las ideas muy claras, pero lo que necesitaba era compañía y una referencia en el ámbito personal».

Erika Custodio, estudiante voluntaria del proyecto Rossinyol, con la niña de quien es mentora.

El mentor y el alumno son los que deciden las actividades que realizarán juntos y también realizan actividades en grupo con los demás participantes del proyecto. Aurora y la alumna mentoreada quedaban un día a la semana y preparaban actividades, ya fueran educativas u otras como dinámicas de género o algunas de ocio. Destaca que «me ha aportado una visión diferente porque no todos los niños y niñas tienen una vida fácil». A día de hoy todavía mantienen el contacto y a pesar de haberse mudado se comunican por videollamadas.

Fatou, estudiante de Trabajo Social, acompañó a una niña de 6º de primaria de la Escuela de Sant Salvador de Tarragona. Se apuntó con ganas de conocer a gente y ayudar, en su caso, en el proceso de cambio entre primaria y ESO, los problemas, las preocupaciones y las expectativas de futuro.

Recuerda que «al principio la niña era muy tímida y no hablaba mucho, pero cuando cogió confianza progresamos mucho, teníamos ideas comunes y nos hicimos amigas de otra mentora y su niña». Añade que «en el ámbito social te ayuda a tomar experiencia; estás tratando con una niña y debes dar ejemplo para que lo que tú le muestres será cómo actuará contigo y su entorno». Fatou asegura que «recomendaría la experiencia a cualquiera».

Nabil Jarik, estudiante voluntario del proyecto Rossinyol con el niño de quien es mentor.

Para Llorenç Viña, el voluntariado se complementa muy bien con la vida universitaria porque sólo ocupa una tarde a la semana y permite al estudiante conocer a una persona con un entorno diferente que le ayudará a salir de la zona de confort. «También trabajas muchas habilidades como la comunicación, la autoconfianza o el autoaprendizaje, es una experiencia transformadora y un voluntariado único», concluye.

El perfil de los estudiantes que acompañan a los niños y niñas deben ser universitarios, que reciben un reconocimiento de créditos, de ciclo formativo de grado superior o titulados hace menos de dos años, de entre 18 y 35 años. El mentor debe tener la certeza de asistir un día a la semana, realizar la formación y sobre todo ser empático y positivo. Los estudiantes interesados ​​pueden inscribirse en el formulario web del proyecto o escribir a llor.projectes@quilometrezero.cat.

El proyecto Rossinyol no es la única actividad de la entidad Quilómetro Cero vinculada a la URV. El programa Aprendizaje Servicio de la URV, la propuesta educativa de la Universidad que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad para la formación integral del estudiantado, lo incorpora en su catálogo de proyectos.

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