30/06/2020
El impacto de la COVID-19 sobre las personas dependientes y las cuidadoras, a estudio
La URV lidera una investigación para hacer visible cómo ha sido el cuidado social de personas mayores y dependientes durante la crisis por la pandemia y qué consecuencias ha tenido sobre las cuidadoras, ante la falta de datos y la desatención de este sector social
La URV lidera una investigación para hacer visible cómo ha sido el cuidado social de personas mayores y dependientes durante la crisis por la pandemia y qué consecuencias ha tenido sobre las cuidadoras, ante la falta de datos y la desatención de este sector social
La organización social del cuidado a personas mayores y dependientes ya era frágil de por sí, pero la emergencia por la COVID-19 lo ha puesto aún más de manifiesto. Fue un sector prácticamente ignorado durante la pandemia hasta que la situación extrema de las residencias hizo estallar una nueva crisis en la emergencia sanitaria. La falta de datos específicos y la desatención de un sector que ya era vulnerable ha hecho que un equipo multidisciplinar de diez universidades españolas lideradas por la URV haya comenzado un estudio para analizar las repercusiones en el cuidado familiar de personas mayores y dependientes, las repercusiones en el trabajo y las condiciones laborales de las trabajadoras del sector, y también de las trabajadoras del hogar, y proponer modificaciones para implementar a raíz de esta crisis.
Dolors Comas, catedrática de Antropología Social, encabeza la investigación financiada por la convocatoria del Fondo Supera COVID-19 Santander-CSIC-CRUE Universidades Españolas. Explica que el sector del cuidado social «es el gran olvidado», tanto durante la crisis por el coronavirus, como antes, con «un impacto mayor sobre las familias y poca presencia pública» que hace pensar que «se necesitan cambios en el modelo de atención a la dependencia». Según la Encuesta de Población Activa (EPA), ocupa 572.000 personas y representa casi un 3% de los puestos de trabajo en España, a las que hay que sumar 400.000 trabajadoras del hogar con contrato y unas 200.000 sin contrato, la mayoría mujeres migradas. Es un sector con una fuerte feminización (entre el 84,5% y el 96% según el ámbito), lo que hace indispensable observar las dinámicas y hacer las propuestas con perspectiva de género.
La desatención del sector social del cuidado ha tenido consecuencias graves para las personas mayores y dependientes y también para las personas que las cuidan, en muchos aspectos, también sobre la salud, que no se podrán valorar hasta que no haya pasado un tiempo. En las familias, se intuye una sobrecarga del trabajo de cuidado no remunerado porque o bien se ha restringido o bien directamente se ha eliminado el Servicio de Atención Domiciliaria durante la crisis, también porque la crisis de las residencias ha hecho atender en casa situaciones de dependencia, y porque en muchas familias se ha prescindido de las trabajadoras del hogar y cuidado.
La crisis también ha impactado sobre los trabajadores y trabajadoras de los Servicios de Atención Domiciliaria, residencias, centros de día y asistencia personal porque han tenido que atender a las personas mayores y dependientes sin las medidas de protección con que sí contaba el sector sanitario, almenos inicialmente, y hacer frente a las repercusiones laborales y económicas. Todo ello, «sin el reconocimiento con el que ha contado el sector sanitario», explica Comas.
Por eso el estudio «El cuidado importa. Impacto de género en las cuidadoras/es de mayores y dependientes en tiempos de la COVID-19» ya ha comenzado la recogida de datos para la investigación, que se basará en entrevistas, diarios de auto-cumplimiento, grupos focales, rastreo de redes sociales y cuestionarios. De aquí saldrá un diagnóstico sobre el impacto de la crisis, pero también propuestas para dar más visibilidad y valor al cuidado, para hacer frente a las necesidades de mayor urgencia social entre las trabajadoras del sector, y propuestas sobre la reforma del sector y mejora de la integración con el sistema sanitario, que implicaría una posible reforma de la Ley de la Dependencia, apunta Comas. La investigación, que se extenderá durante un año, se propone compartir la experiencia con los agentes sociales y políticos en unas jornadas de co-creación que avancen en los cambios del modelo de atención a la dependencia.
Junto con la Universitat Rovira i Virgili, también participan en aquesta investigación la Universitat de Barcelona, la Universidade da Coruña, la Universitat de València, la Universidad de Zaragoza, la Euskal Herriko Unibertsitatea, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Granada, la Universidad de Castilla-La Mancha, y la Universidad de Murcia.
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