29/05/2023
Un nuevo índice profundiza en la relación entre salud mental y género en adolescentes
Este indicador parte de una idea de salud mental y de género no binaria, que permite analizar las relaciones entre la salud mental de adolescentes, sus patrones de conducta y su socialización de género de frma independiente a la determinación sexual
Este indicador parte de una idea de salud mental y de género no binaria, que permite analizar las relaciones entre la salud mental de adolescentes, sus patrones de conducta y su socialización de género de frma independiente a la determinación sexual
Uno de cada dos trastornos psiquiátricos se manifiesta por primera vez antes de los 14 años. El 70 % se manifiesta antes de los 18, según los datos de la European Society for Child and Adolescent Psychiatry. La relación entre salud mental, edad, nivel socioeconómico y sexo se estudia cada vez más. Pero ¿cómo perciben los adolescentes su salud mental en función de su género? ¿Y cómo influye este en la manera en que lidian con los problemas psiquiátricos?
Hasta ahora la mayoría de análisis han estudiado esta relación a través de una etiqueta binaria de sexo que ha demostrado no ser suficiente para comprender los vínculos entre salud mental y género. Un nuevo estudio, publicado en la revista European Child & Adolescent Psychiatry y liderado por Xavier Cela Bertran, doctor por la Universitat Rovira i Virgili (URV) y exprofesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), profundiza en estos vínculos y propone un índice con el que trabajar en el futuro para incluir en este tipo de estudios una visión más amplia y compleja de la relación entre salud mental y género.
La relación entre salud mental y género
Cada cuatro años la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) elabora un informe bastante amplio sobre adolescencia y salud: Factores de Riesgo en Estudiantes de Secundaria (FRESC). La ASPB realiza una encuesta a casi 4000 adolescentes de entre 13 y 19 años que recoge una batería de preguntas muy amplia, que incluye desde patrones de consumo de sustancias hasta alimentación. Sin embargo, como otros estudios similares, conceptualiza el género de forma binaria, a través de una pregunta sencilla, si la persona encuestada es chico o chica.
«Los datos del FRESC son muy interesantes, pero detectamos que no siempre se analizaban de forma pormenorizada. Creíamos que contenían mucha más información valiosa», explica Xavier Cela. «Desde la Agència de Salut Pública de Barcelona estuvieron encantados de formar parte del equipo de análisis y cedernos los datos. A partir de estos, nuestro equipo de investigación intentó encontrar tendencias en salud mental». El estudio confirmó que tanto la edad como el hecho de tener un estatus socioeconómico bajo tienen un impacto negativo en la salud autopercibida y el nivel de sufrimiento psíquico o bienestar emocional de las mujeres jóvenes.
«Podemos decir que el género condiciona las formas de expresar sufrimiento mental, pero también las formas de buscar ayuda. De esta manera, los adolescentes identificados como niñas presentan una mayor probabilidad de sufrir problemas emocionales, aunque tienen un comportamiento más prosocial [una conducta positiva para socializar y comunicarse con los demás]», añade Asunción Pié. «Por el contrario, los adolescentes identificados como niños presentan una mayor probabilidad de sufrir problemas relacionados con el comportamiento, síntomas asociados con el déficit de atención y problemas con sus padres».
De acuerdo con la investigadora del grupo CareNet de la UOC, la peor salud mental o el mayor sufrimiento mental expresado en las mujeres socializadas podrían explicarse por dos motivos. Por un lado, es el resultado de un sistema social sexista y patriarcal, donde las desigualdades de género y la violencia masculina contra las mujeres tienen un impacto en su salud mental. Por otro lado, tiene que ver con la capacidad de expresar vulnerabilidad y afecto por parte de las niñas, un rasgo asociado con la socialización femenina y mucho más desarrollado que en las personas que socializan como hombres.
Una herramienta para profundizar en la relación entre salud mental y género
El primer objetivo del estudio era demostrar la existencia de una relación clara entre género y salud mental. El segundo, ir más allá para crear un índice de adherencia de género que propone partir de una idea de salud mental y de género que no sea binaria, que profundice en qué significa ser hombre, qué significa ser mujer y qué es la salud mental. «Lo que buscábamos era generar herramientas que puedan capturar a nivel científico una realidad que no es binaria», detalla Xavier Cela.
La propuesta del estudio es el Gender Adherence Index (GAI), un índice basado en un análisis multivariable de comportamientos y hábitos sociales y creencias asociadas con el género. «El cálculo de este índice sirve para analizar las relaciones entre la salud mental de los adolescentes, sus patrones de conducta y su socialización de género, de modo independiente a la determinación sexual o, si se quiere, aportando un complemento explicativo a esta etiqueta binaria», añade Asunción Pié.
La hipótesis general de la que parte el estudio es que el género, como proceso social, influye en el nivel y las formas de expresar sufrimiento mental entre los adolescentes. De esta manera, el género condiciona los procesos de búsqueda de atención, tanto formales como informales, así como las estrategias con las que se enfrentan a las situaciones adversas. Así, el Gender Adherence Index busca añadir un valor explicativo a los datos que puede ayudar a diseñar mejores actuaciones de prevención y asistencia.
En este primer estudio, los investigadores reconocen que, aunque la contribución del GAI es significativa, su efecto todavía es moderado. Esto se debe, sobre todo, a que los datos disponibles son insuficientes, ya que la encuesta del informe FRESC no se diseñó para ese objetivo. De cara al futuro, es necesario llevar a cabo un estudio más detallado y profundo de las variables y sus relaciones para mejorar la capacidad interpretativa y diseñar de forma adecuada las preguntas del Gender Adherence Index.
«Nuestra propuesta pasa por poder generar en las próximas ediciones del FRESC o algún otro estudio de este tipo una herramienta efectiva para poder estudiar de forma más profunda la relación entre género y salud mental. El objetivo último sería incorporar esta herramienta en estudios más grandes de salud pública que, normalmente, solucionan el tema de género de forma muy rápida, con una simple pregunta binaria», concluye Xavier Cela.
El artículo desarrollado a partir de su tesis doctoral, dirigida por Ángel Martínez-Hernáez, profesor del Departamento de Antropología, Filosofía y Trabajo Social de la URV, y por Asun Pié Balaguer, profesora e investigadora del grupo CareNet de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, dentro del programa de doctorado en Antropología y Comunicación de la Universitat Rovira i Virgili. Ambos directores de tesis son también coautores del artículo.
Esta investigación de la UOC favorece el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 3, salud y bienestar, y 5, igualdad de género.
Artículo de referencia
Xavier Cela Bertran, Guille Peguero, Gemma Serral et al. «Understanding the relationship between gender and mental health in adolescence: the Gender Adherence Index (GAI)». European Child & Adolescent Psychiatry (2023). https://doi.org/10.1007/s00787-023-02150-7