07/02/2022

La contraposición de la propaganda nazi y los dibujos de las víctimas divulga el funcionamiento de los campos de concentración en una exposición

El estudiante de la URV y guía del campo de concentración alemán de Sachsenhausen, Marcel Biosca, es el comisario de la exposición

Un moment de la inauguració de l'exposició "Sachsenhausen. Propaganda, manipulació i confrontació de narratives", de l'estudiant Marcel Biosca.
Un momento de la inauguración de la exposición «Sachsenhausen. Propaganda, manipulación y confrontación de narrativas», del estudiante Marcel Biosca.

Marcel Biosca fue durante dos años guía en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, en el norte de Berlín, Alemania. Fruto de su experiencia, elaboró una propuesta didáctica que permitiera contar a diferentes públicos la historia y el funcionamiento del campo y, sobre todo, ofrecer herramientas para el análisis crítico del material artístico existente sobre el tema, como películas, libros o esculturas. Es el resultado de su trabajo final como estudiante del Máster de Investigación Avanzada en Estudios Humanísticos de la URV, una parte del cual ha transformado en una exposición que se puede ver desde hoy en el CRAI Catalunya ya lo largo de los próximos meses, en el resto de CRAI de campus.

La exhibición «El campo de concentración de Sachsenhausen (1936-1945). Propaganda, manipulación y confrontación de narrativas» acerca al público la historia de Sachsenhausen, un campo que fue utilizado como modelo y ejemplo por los nazis, al tiempo que contrapone las diferentes versiones de víctimas y verdugos mediante una confrontación entre las fotografías propagandísticas de los nazis y los dibujos de los prisioneros.

Las imágenes e ilustraciones son parte del material recopilado por Marcel Biosca a partir de diferentes archivos: desde el Memorial y Museo de Sachsenhausen y la Fundación Memorials de Brandeburgo hasta el del Servicio Federal de Seguridad de Rusia. Muestran la visión del aparato nazi, que, de hecho, «utilizaba especialmente este campo, en el que había sobre todo presos políticos, y donde había sobre todo presos políticos, como Largo Caballero o el hijo de Joseph Stalin, para su propaganda porque es el más cercano a Berlín. Por eso existen muchas fotos de las SS», explica Biosca.

Marcel Biosca ha estat estudiant del Màster de Recerca Avançada en Estudis Humanístics de la URV i ha estat guia del camp de concentració de Sachsenhausen, Alemanya.
Marcel Biosca ha sido estudiante del Máster de Investigación Avanzada en Estudios Humanísticos de la URV y ha sido guía del campo de concentración de Sachsenhausen, Alemania.

Se trata de imágenes que no reflejan la crudeza de lo que allí se vivía, sino que «muestran una historia que, si no lo supiéramos, pensaríamos que es una cárcel, no un campo de concentración y exterminio». Es el caso de una imagen de los prisioneros bien abrigados hecha desde la tribuna de la torre de entrada y vigilancia, junto a una ametralladora, para mostrar a la opinión pública que los prisioneros recibían un tratamiento severo, pero justo a la vez. Fotos como ésta se contraponen a las ilustraciones que dejaron algunas víctimas, donde se ven, por ejemplo, a los prisioneros con la indumentaria que llevaban habitualmente, esperando el recuento matinal. «Es una oposición literal de perspectivas y una contraposición de narrativas», dice Biosca.

Ilustración que puede verse en la exposición Un momento de la inauguración de la exposición «Sachsenhausen. Propaganda, manipulación y confrontación de narrativas», en las que unos prisioneros son obligados a trabajar en los hornos crematorios del campo de concentración.

Más allá de lo que se puede ver en la exposición, el Trabajo de Fin de Máster de Biosca aporta una propuesta didáctica con otro material para invitar al análisis crítico a partir de la contraposición de dibujos y fotografías, películas basadas en Sachsenhausen y otros que contienen referencias visuales de las construcciones de los campos de exterminio, libros y estatuas de la Alemania oriental. El objetivo final de la propuesta es contar esta parte de la historia del nazismo a personas no especialistas y que “si ven una película sobre los campos de concentración, pongamos por caso, identifiquen si está hecha a partir de una recopilación de tópicos o si utiliza hechos falseados” porque “siempre hay intereses a la hora de contar la historia”, que conducen a “errores del imaginario colectivo, como que el Holocausto sólo exterminó a judíos”.

El proyecto está financiado por el Amical de Mauthausen y la URV, y la exposición es diseño de Núria Jové Ricomà.

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