23/03/2022

La sensación de inseguridad en el barrio es una fuente de estrés para las jóvenes preadolescentes

Sin embargo, las chicas consiguen movilizar el apoyo entre el entorno extrafamiliar de forma más efectiva que los chicos, según un estudio de la URV

La sensación de inseguridad en diferentes entornos tiene repercusiones en el estrés psicológico de los preadolescentes, siendo especialmente acusado entre las chicas cuando se trata del barrio. Ésta es la principal conclusión de un estudio que ha llevado a cabo un equipo investigador de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y de la Universitat de Vic entre jóvenes de 10 a 12 años que ha publicado la revista científica Social Science and Medicine. La transición a la vida adulta comporta por sí misma una serie de riesgos potenciales derivados de la progresiva emancipación de la familia. A partir de los diez años, la influencia del entorno extrafamiliar (círculo de amistades, compañeras y compañeros de escuela) aumenta considerablemente. Esto, por un lado, permite diversificar las fuentes de apoyo social y emocional, pero, por otro, expone a los adolescentes a formas de violencia verbal y física fuera del ámbito estrictamente familiar. Por ejemplo, el acoso escolar reiterado en el tiempo puede tener consecuencias devastadoras sobre la salud mental.

El estudio se basa en el análisis de los datos obtenidos de una encuesta pionera que el Instituto de la Infancia y la Adolescencia realizó a cerca de 3.000 jóvenes adolescentes de entre 10 y 12 años escolarizados en la ciudad de Barcelona. El grupo investigador analizó las respuestas con el objetivo de evaluar qué impacto tiene la sensación de inseguridad sobre el estrés psicológico de la juventud. Una de las principales novedades de este trabajo respecto a investigaciones anteriores ha sido la inclusión de la perspectiva de género.

Hasta ahora se sabía que lo que genera sensación de inseguridad y sus efectos varían según la edad y el género, pero pocos estudios habían verificado si estas diferencias se pueden detectar en la preadolescencia. En este sentido, el grupo investigador analizó la relación entre inseguridad y estrés psicológico en tres contextos: la familia, el barrio y la escuela.

Los resultados indican que, a pesar del fuerte deseo de emancipación de los jóvenes adolescentes, el rol de los adultos (familiares, colectivo docente y, en menor medida, el vecindario del barrio en el que viven) es clave para contener riesgos. Tener un soporte emotivo e instrumental de los adultos repercute positivamente en los niveles de seguridad y reduce el estrés psicológico, tanto entre chicas como entre chicos. Además, la exposición a la violencia se confirma como importante factor de riesgo en ambos colectivos.

Por el contrario, el estudio ha encontrado diferencias significativas entre sexos en dos de los aspectos estudiados: la definición de la inseguridad y la movilización del apoyo. “Las adolescentes parecen haber desarrollado una idea de inseguridad más amplia que los chicos, posiblemente a causa de sus vivencias, puesto que han incorporado elementos de violencia emotiva que hemos encontrado menos presente entre los chicos”, explica Riccardo Valente, investigador del Grupo de Análisis Territorial y Estudios Turísticos (GRATET), del Departamento de Geografía de la URV. Los resultados indican que las chicas se sienten más expuestas a la violencia emocional en la escuela, manifiestan más sentimientos de exclusión por parte de los demás y perciben mayor inseguridad en el barrio.

El texto también pone de manifiesto que ellas se encuentran en una fase más avanzada de transición hacia la edad adulta respecto a los chicos de su misma edad. «Esto hace aumentar el grado de emancipación de los adultos y la habilidad de movilizar la ayuda de los compañeros de escuela y amigos para sentirse más seguras», apunta el investigador.

Así pues, las causas y consecuencias de la sensación de inseguridad son diferentes entre chicos y chicas en esta etapa de la vida, según el estudio. Los resultados también indican que el soporte emotivo e instrumental puede resultar insuficiente para reducir el malestar psicológico en contextos de inseguridad crónica y sólo es efectiva una intervención directa sobre las causas (por ejemplo, la violencia en las distintas formas física, verbal y emotiva). A raíz de estos resultados, el grupo investigador que ha realizado el estudio apunta que una posible línea de intervención iría relacionada con las recientes propuestas de urbanismo inclusivo de género y para adolecentes.

Por otra parte, aunque el apoyo de los adultos sigue siendo importante en esta etapa transitoria, es necesario prestar atención a la relación entre adolescentes y el entorno extrafamiliar. El estudio ha demostrado que esta relación comporta una serie de riesgos potenciales como aislamiento social y acoso físico y emocional, pero también implica beneficios importantes. El papel de las amistades emerge como factor de protección para contener el malestar psicológico en la escuela y también para las chicas en el barrio.

Referencia bibliográfica: Riccardo Valente, Lucrezia Crescenzi-Lanna. Feeling unsafe as a source of psychological distress in early adolescence, Social Science & Medicine, Volume 293, 2022, 114643, ISSN 0277-9536, https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0277953621009758

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