16/09/2023

El turismo masivo perjudica la cohesión social de las ciudades, aumenta las desigualdades y precariza los puestos de trabajo

Un estudio coordinado por la URV pone de manifiesto la exclusión social vinculada a la transformación turística en ocho ciudades europeas, entre las cuales Barcelona 

Turisme a Barcelona

Un amplio estudio internacional coordinado por la Universitat Rovira i Virgili ha concluido que la transformación turística de las ciudades aumenta los riesgos de exclusión social. El proyecto SMARTDEST, impulsado desde el Grupo de Investigación de Análisis Territorial y Estudio Turísticos del Departamento de Geografía de la URV y con la participación de doce instituciones de siete países europeos, ha detectado que el turismo agudiza las desigualdades, aumenta la polarización y la exclusión residencial, lleva a una movilidad ineficiente y, en definitiva, perjudica la cohesión social y la integración.    

El estudio se ha llevado a cabo durante cuatro años en las ciudades de Barcelona, Ámsterdam, Venecia, Lisboa, Jerusalén, Turín, Edimburgo y Liubliana. El trabajo se ha centrado en el análisis de las formas de exclusión social vinculadas a la transformación turística de estas ocho ciudades europeas. Se han buscado los causantes, los mecanismos, los sujetos y las consecuencias de problemas como por ejemplo el crecimiento de la precariedad residencial y laboral en la ciudad turística; la transformación de los entornos de vida, comercios y servicios públicos; los conflictos entorno al uso del espacio público y la movilidad urbana; el crecimiento de las infraestructuras de accesibilidad a gran escala y los sistemas de gobernanza y representación de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre el crecimiento del turismo.   

El coordinador del proyecto, Antonio Paolo Russo, durante la presentación de los resultados en el Centre Cívic Cotxeres de Sants.

Además, teniendo en cuenta que el proyecto empezó justo antes de la pandemia, el equipo investigador del estudio ha comprobado como la “inmovilización turística de las ciudades ha revelado patrones de vulnerabilidad frente a la extrema dependencia del turismo”. En este sentido, se abrieron nuevas brechas sociales, sumándose a las que ya existían y amplificándose en la fase de vuelta a la normalidad.    

“Reconociendo las oportunidades de desarrollo y prosperidad disfrutadas por los destinos, la economía turística puede llegar a ser un motor de redistribución y desigualdad, con impactos sustanciales en la misma composición social de los lugares”, asegura Antonio Paolo Russo, catedrático de la URV y coordinador del proyecto SMARDEST.  

Por ejemplo, el crecimiento de los alquileres turísticos de corta duración se está mostrando como un motor de polarización social y exclusión e inestabilidad residencial en todas las áreas urbanas europeas. En el caso Barcelona, se ha contrastado como la intensificación de la oferta de viviendas de uso turístico produce un alto riesgo para las condiciones residenciales de los colectivos más vulnerables, sobre todo jóvenes, inmigrantes y mujeres con niños.    

Imagen de la mesa redonda posterior a la presentación de los resultados con expertos de diferentes ámbitos.

Por otro lado, la ocupación en el sector turístico es más precaria que en cualquier otro sector de la economía, y sus trabajadores son los que peor lo tienen para mejorar las condiciones de vida en la ciudad. “En Barcelona, los que se han quedado en este sector después de la crisis de 2008-2014 son el que más probablemente han tenido que mover su residencia fuera de la ciudad, repercutiendo sobre sus vidas, como por ejemplo en cuanto a la conciliación familiar, la salud, las relaciones sociales…”, explican los responsables del estudio. En Edimburgo, los trabajadores del mayor festival europeo, con contratos fuertemente temporales, viven una situación parecida.   

Movilidad ineficiente 

Además, la gran especialización turística de los centros históricos está generando patrones de movilidad ineficiente y socialmente excluyente. En el caso de Venecia, mientras los trabajadores de la economía turística de bajo coste tienen que hacer largos desplazamientos desde la periferia, donde tienen que vivir, los residentes que pueden permitirse de mantener su vivienda en el centro de la ciudad son obligados a desplazamientos inversos, puesto que los trabajos de alto valor añadido han salido casi del todo de la ciudad histórica. Patrones similares se empiezan a observar en otras muchas ciudades europeas.    

En los barrios de alta presión turística, la transformación comercial y de los ritmos diarios de consumo que caracterizan la demanda de los turistas y las poblaciones cosmopolitas que suelen alojarse en estos barrios son, también, factores de marginalización y eventualmente de desplazamiento residencial de las poblaciones autóctonas. En Ciutat Vella (Barcelona), Miséricordia (Lisboa) y los centros históricos de Ámsterdam y Venecia los antiguos residentes pierden acceso a bienes de consumo asequibles, a servicios esenciales, en redes sociales de solidaridad y en espacio público de calidad.     

El estudio también se centra en las poblaciones de estudiantes, que viven estos procesos de transformación como agentes, puesto que son un colectivo social cosmopolita, móvil y con predisposición a animar la vida nocturna de las ciudades universitarias, generando conflictos para el uso del espacio público, y a la vez como sujetos vulnerables frente a la turistificació de la vivienda y el crecimiento del coste de la vida. En Turín, por ejemplo, los intentos de reorganizar la vida estudiantil en unos campus en la periferia urbana han chocado con la composición social de clase trabajadora de estos barrios, produciendo nuevos conflictos de convivencia.     

En definitiva, según los autores del estudio, el desarrollo turístico homogéneo, estandarizado y centrado en zonas históricas de las ciudades no favorece la integración social, sea de pequeños emprendedores de la economía creativa como Liubliana, de jóvenes inmigrantes de las periferias de Ámsterdam, o de grupos culturalmente segregados en Jerusalén.  

El estudio ha recibido la financiación del programa H2020, el instrumento marco de investigación e innovación de la Unión Europea. Después de cuatro años de análisis, los resultados del proyecto se han presentado este viernes y este sábado en un doble acto en Barcelona: el primero, un seminario académico titulado “Ex/Inclusión social en la era de las movilidades: cohesión urbana en peligro” y el segundo, un acontecimiento público (“Comunidades locales y política urbana bajo la presión excluyente de las transformaciones turísticas”) en el Centre Cívic Cotxeres de Sants, que ha servido para transferir las ideas del proyecto a las comunidades afectadas, exponer los resultados y abrir vías de diálogo y de compromiso con entidades sociales y políticas desde el ámbito europeo hasta el local. 

 

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