06/05/2014 Entrevista

Irene Mallol, abogada especialista en derecho fiscal y mercantil

«Ganar a la administración en los tribunales es muy gratificante»

El litigio contra el céntimo sanitario duró años. ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza?

Todo el trabajo hecho en estos años, y que todavía no hemos acabado… Pero si tuviera que destacar algún momento pensaría en los inicios, cuando salió el [primer] dictamen de la Unión Europea [contra el céntimo sanitario, en 2009]. Entonces en el despacho decidimos tirar hacia delante el proyecto y comenzamos a hablar con nuestros clientes para poner en marcha las reclamaciones.

¿Qué conclusión se puede extraer de la sentencia desde el punto de vista social?

Que si las cosas se trabajan y se luchan, se pueden vencer muchas injusticias sociales. Eso sí, tienes que tener ganas y las ideas claras. Y en mi caso me acabó de decidir el hecho de que teníamos que salir de España. Si no hubiéramos quedado aquí, tal como están las cosas, yo no sé qué habría pasado. La sociedad tiene que ver que cada vez tenemos que acudir más a instancias europeas para intentar resolver los problemas, porque aquí todo es más complicado.

¿En qué momento supo que el procedimiento se estaba decantando a su favor?

Sin duda, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña planteó la cuestión al Tribunal de Estrasburgo. De esta manera conseguíamos salir de aquí, que era el objetivo. Nosotros no podíamos ir [a Estrasburgo] por decisión propia, sino a través de un tribunal español. Y, claro, si el TSJC te dice que tiene una duda sobre este asunto ya te está diciendo que puede haber una vulneración: el impuesto era ilegal y contravenía una directiva comunitaria.

¿Se esperaba llegar tan lejos y obtener un pronunciamiento tan contundente?

Sí. Yo siempre he sido muy honesta con los clientes, y si no hubiéramos tenido opciones no nos habríamos metido, porque habría sido perder el tiempo, tanto para mí como para los clientes. Por lo tanto, sí que esperábamos llegar lejos. En lo que respecta a la sentencia, también esperábamos que fuera clara en el tema de fondo. Lo que no esperábamos tanto es que el tribunal fuera tan duro en la limitación de la sentencia en el tiempo, ni que le dijera al gobierno de España y a las comunidades autónomas que había habido mala intención.

¿Podía soñar con un éxito así cuando estudiaba?

Lo ves en las películas y dices: ¿por qué no? Y, de hecho, puede pasar… Se trata de estar en el momento adecuado en el lugar adecuado y, después, tomar decisiones. Ser valiente. Profesionalmente hay cosas que se pueden equiparar a este éxito: ir a trabajar a la Comisión o al Parlamento Europeo… Pero para un abogado llegar al Tribunal de Estrasburgo es de las cosas más grandes que le pueden pasar. Por encima no se puede ir.

¿Funciona, la justicia?

La española tiene que mejorar muchas cosas. Los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial están demasiado vinculados. El poder judicial no es independiente, y eso hace que a veces no sea tan objetivo como tendría que serlo. Por eso cada vez tenemos que intentar salir más fuera y pensar que el Tribunal Europeo de Justicia es una instancia más que tenemos. Cuando yo llegué tenía miedo de que pudieran haber elementos políticos, pero ya me dijeron que no, que estaba clarísimo: que si el impuesto era ilegal así lo dictaminaría el tribunal. Y así ha sido. Y, además, de forma contundente.

¿Cómo tiene que enfocar su carrera alguien que está a punto de convertirse en abogado?

Un abogado tiene que ser honesto y tener las ideas muy claras. Y, si es así, los clientes responden. Esto no es un trámite. Estás luchando con los intereses de terceras personas, y un poco te los haces tuyos sin querer. Te vas a casa y no paras de pensar en los problemas de los otros… Vas por la calle y la gente te pregunta, haces de abogado de oficio… El abogado no tiene que salir de la carrera pensando que ganará mucho dinero, sino que primero tiene que conseguir experiencia, clientela fija, y después, si hace falta, lo demás ya llegará. Hay que ser honesto, trabajar, sacrificarte, estudiar muy bien los términos… y a partir de aquí, que sea lo que tenga que ser.

Su especialidad es el derecho fiscal. ¿Qué es lo que lo hace más interesante?

Tanto si te dedicas a lo civil como a lo penal, la cuestión no deja de ser una persona que batalla contra otra. En derecho fiscal una persona batalla contra la administración. Y contra la administración siempre vas un paso por detrás: de entrada, siempre pierdes. Cuando llegas a los tribunales ya se gira la tortilla. Ganar a la administración es un puntazo. Es como decir: dabais por segura una cosa y no lo es, y me han dado la razón. La administración es muy cuadrada, y si consigues ganarla es muy gratificante. Y, además, después sabes que su forma de proceder varía según lo que te resuelvan a ti. El campo tributario es muy bonito, y muy desconocido en el mundo de los abogados.

El sistema tributario es cada vez más complejo. La demanda de especialistas como usted debe ir a más.

Sí, porque la administración tributaria está cada vez más estricta, más rigurosa… Cada vez está todo mucho más entrelazado, y cada vez hay más impuestos. Eso provoca que cada vez haya más procedimientos de comprobación, de revisión… y creo que es un campo que no se acaba. Tal vez es uno de los motivos por los que la gente no se dedica a ello, pero la normativa tributaria es muy flexible e interpretable, y muy variable. Eso hace que tengas que estar continuamente por encima de los términos, pero también que puedas defenderlos de forma clara y fácil, porque depende de cómo los interpretes te la puedes llevar a tu terreno. Eso es bueno y malo: la fiscalidad tendría que ser mucho más taxativa y tal vez así no se defraudaría tanto.

La David del céntimo sanitario
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