20/02/2024
La mayor información no implica menos consumo de alcohol y drogas entre los adolescentes tarraconenses
Un estudio de la URV constata que las chicas, que tienen consumos más altos en algunas sustancias, se informan más que los chicos pero tienen más dudas
Un estudio de la URV constata que las chicas, que tienen consumos más altos en algunas sustancias, se informan más que los chicos pero tienen más dudas
Más de 1.300 chicos y chicas de la ciudad de Tarragona, de 15 a 17 años, han participado en un estudio que constata una paradoja: no por tener más información se consumen menos sustancias y se tienen menos comportamientos adictivos. Eso sí, la información de calidad, de fuentes solventes, sí que protege de los consumos de más riesgo y peligrosidad. El estudio lo ha llevado a cabo el grupo de investigación SBRlab (Social and Business Reserch Lab) de la Universitat Rovira i Virgili, que también ha comprobado que las chicas se informan más que los chicos y, a pesar de esto, tienen más dudas y la sensación de estar más mal informadas. Curiosamente, se detectan consumos más altos de determinadas sustancias, sobre todo tabaco, en las chicas, que también tienen índices más elevados en cuanto al consumo habitual de dos o más sustancias.
El estudio, que se enmarca en un proyecto más amplio en colaboración con el ayuntamiento de Tarragona, que hace una radiografía periódica de los consumos y las adiciones de los y las adolescentes del municipio, ha sido presentado este martes en la URV con una jornada que ha incluido diálogos y una mesa redonda con expertos alrededor de la prevención del consumo de drogas y juegos de azar en adolescentes. También ha centrado la jornada la llamada “paradoja de la información”, que el coordinador del proyecto, el investigador Àngel Belzunegui, matiza: “En líneas generales cuando la información llega a los adolescentes de las llamadas fuentes no supervisadas, básicamente internet, los amigos y los hermanos, se detecta incluso un consumo más elevado, aunque no estamos hablando necesariamente de consumos de riesgo. De todos modos, el hecho de informarse a través de fuentes supervisadas, es decir, el centro educativo, los padres y los medios de comunicación públicos y de masas, sí que tiene un efecto protector ante los consumos más peligrosos.” Por eso, Belzunegui considera clave que la juventud pueda acceder a información de calidad. “Después -continúa el investigador- ellos ya decidirán si consumen o no, o más o menos, puesto que no se trata de impedirlo porque tarde o temprano consumirán, sino de dejarles claro qué implica.”
Las fuentes de información de los adolescentes son, según la encuesta, una mezcla de supervisadas y no supervisadas, puesto que tres cuartas partes se informan tanto a través de internet, como desde la escuela como con los padres y madres, con porcentajes muy similares, siempre con las chicas unos puntos por encima. Y es que son ellas las que más se informan puesto que consideran que están más mal informadas (lo piensan un 45% de las chicas enfrente un 40% de los chicos) y tienen más dudas. Para Belzunegui, esto se debe en parte a que los chicos han recibido, desde pequeños, inputs según los cuales la seguridad en sí mismos refuerza su masculinidad.
Con todo, se detectan consumos más altos en las chicas, sobre todo en el tabaco, tanto si se trata de consumo probatorio (32% contra el 21% de los chicos) como de los últimos treinta días (18% y 13% respectivamente); en el hecho de haber probado el cannabis (16% de las chicas ante el 12% de los chicos), y en la simultaneidad entre dos o más sustancias de consumo habitual (37% las chicas y 26% los chicos). Àngel Belzunegui considera que este hecho se puede deber a la incorporación de actitudes tradicionalmente consideradas “masculinas” entre las chicas para remarcar su empoderamiento.
En cambio, chicas y chicos presentan cifras similares en el consumo probatorio de alcohol (68%) y del consumo los últimos 30 días (40%). De igual manera, un 23% de los y las adolescentes han practicado alguna vez el binge drinking (ver el máximo de alcohol en poco tiempo) y un 18% se han emborrachado los últimos treinta días. El 39% de los adolescentes consume alcohol en casa de las amistades y un 26% en la suya. El 38% lo hace en espacios exteriores y un 34% en locales de ocio.
El estudio también trata la adicción a internet y los videojuegos. En este sentido, el 33% de las chicas hace un uso compulsivo de internet, frente al 25% de los chicos. En cambio, los chicos (94%) han jugado bastante más que las chicas (64%) a los videojuegos los últimos 12 meses. También gastan más dinero que ellas en videojuegos en el mismo periodo. Un 27% de los chicos, como mínimo, hace un gasto de hasta 50 euros en videojuegos, frente a un 7% de chicas.
En cuanto a la percepción del riesgo de consumos de ciertas sustancias, no se considera problemática si se hace de manera esporádica. Aun así, un 16% considera un riesgo menor fumar un paquete de tabaco diariamente y el 28%, consumir entre uno i cinco cigarrillos diarios. El 32% tampoco considera de riesgo consumir cinco o seis cañas a la semana y el 42%, beber una o dos copas o cañas en el día.
En cuanto al papel de las familias en la prevención, una cuarta parte de los y las adolescentes asegura no tener suficiente apoyo familiar para compartir problemas y hablar de varios aspecto que afectan su vida. Por otro lado, según la encuesta, hay más control parental a las chicas, puesto que un 12% de los chicos afirma que tiene poco control parental, frente al 6% de ellas.
Las chicas, según la encuesta, tienen más baja la autoestima puesto que un 13% presentan más problemas de aceptación de su físico, frente al 9% de los chicos. Además, son bastante más las chicos que presentan algún tipo de malestar emocional (38%) que los chicos (14%). Con diferentes variables, el estudio calcula el llamado índice general de autoestima, según el cual un 22% de las chicas presentan una autoestima baja frente a un 13% de los chicos.