14/01/2015

La terapia de grupo puede ser una alternativa al tratamiento contra la fibromialgia

La terapia de grupo puede ser una alternativa al tratamiento contra la fibromialgia, según las conclusiones de un proyecto conjunto entre la URV y el Hospital Virgen de la Cinta de Tortosa, que ha analizado el comportamiento de 66 pacientes con la enfermedad

El proyecto «Percepción del malestar y dificultades psicosociales en las personas diagnosticadas de fibromialgia con dolor cervical predominante» lo impulsó en 2013 un equipo de trabajo integrado por enfermeras, personal docente e investigador del Campus Terres de l’Ebre de la URV y del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital Virgen de la Cinta de Tortosa.

El estudio ha analizado el comportamiento de 66 personas que sufren dolor crónico y que han sido sometidas a tres tratamientos diferentes para combatir la Fibromialgia. Concretamente se han dividido en tres grupos. A los pacientes del primero se les ha realizado un tratamiento paliativo con infiltraciones, que es lo que se lleva a cabo de forma habitual. A los del segundo grupo se les ha aplicado una terapia de resolución de problemas grupal (TRPG). Y a los del tercero les han aplicado los dos tratamientos. El objetivo era ver con cuál de los tres tratamientos experimentaban una mejora más significativa.

Tras analizar los resultados, la principal conclusión es que el estado de salud de los pacientes mejora después de haber recibido el tercer tratamiento: infiltración más terapia grupal. También es importante destacar que este tercer tratamiento también disminuye los pensamientos de suicidio, una situación con índice elevado en pacientes con dolor crónico.

Si analizamos los resultados de cada uno de los tratamientos, nos encontramos con que la infiltración disminuye el dolor y la depresión en un 30%, la terapia grupal sólo reduce el dolor en un 13,6%, pero la depresión en un 45%. Y el grupo que recibe infiltración más terapia de grupo consigue reducir el dolor en un 22.7%, y la depresión / ansiedad en un 36.3%, cifras inferiores a los dos tratamientos por separado. Según los impulsores del proyecto, esto puede ser debido a alguna reacción secundaria de las infiltraciones experimentada por algunos de los pacientes de este tercer grupo, un hecho que ha podido alterar de alguna manera la estadística teniendo en cuenta que la muestra de pacientes analizados estaba muy ajustada (sólo una veintena de pacientes por grupo).

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Los investigadores también han observado que el hecho de que los grupos 2 y 3 (terapia y terapia + infiltración) tuvieran una edad superior, de entre 62 y 67 años, respecto a los 56 años del grupo infiltración también puede haber influido en el hecho de reducir menos el dolor ya que hay estudios que dicen que a más edad mejor adaptación al dolor.

Sin embargo los impulsores del proyecto consideran que la terapia de resolución de problemas grupal podría ser una alternativa a la infiltración, ya que tiene un menor coste económico y es menos invasiva, pero para demostrar este hecho habría que aumentar la muestra de pacientes. Además, dentro de la Terapia de Resolución de Problemas Grupal que se realiza, recomiendan también añadir alguna actividad para mejorar el ejercicio físico, ya que es importante complementar el tratamiento cognitivo con el ejercicio.

Los 66 pacientes que han participado en este proyecto fueron seleccionados de la Unidad de Dolor Crónico del Hospital Virgen de la Cinta y de varias asociaciones de enfermos que hay en las Terres de l’Ebre. La edad media de las personas seleccionadas es de 58.8 años, está entre los 48 y los 68 años. La mitad tiene estudios primarios y un 34% secundarios. Ninguno tiene estudios universitarios. El 58% tiene una persona a su cargo y el 45% tiene la percepción que recibe poco apoyo por parte de su pareja. La percepción de la salud de estas personas es muy baja, de 3.2 sobre 10 puntos y el dolor percibido es muy alto, de 7.3 sobre 10 de media.

«Las personas que padecen Fibromialgia perciben una muy baja calidad de vida, por lo tanto creemos que es importante implementar estrategias para abordar esta enfermedad», afirma Pilar Montesó, coordinadora del proyecto. «Pensamos que un cambio de enfoque en el cambio de actividades y creencias en cuanto a la enfermedad puede mejorar sus síntomas, pero debemos analizar más pacientes», añade.

La palabra Fibromialgia significa dolor en los músculos, ligamentos y tendones, es decir, en las partes fibrosas del cuerpo. Un 90% de los casos diagnosticados son mujeres y la edad de inicio más frecuente está entre los 30 y los 60 años. La ansiedad y la depresión son los síntomas más frecuentes en pacientes a los que se les ha diagnosticado Fibromialgia, también influyen en la enfermedad situaciones de sobrecarga familiar y laboral, violencia de género, poco apoyo familiar, dificultades en la niñez o situaciones de estrés post-traumático. Además hay mucha relación entre depresión y dolor, esta es la principal hipótesis desde la que han partido nos investigadores del proyecto. «Comparten vías neurales y representan una alteración del sistema nervioso central», argumenta Montesó. De ahí que se haya querido investigar cómo reaccionan estos pacientes a la terapia de resolución de problemas.

El proyecto ha contado con el apoyo económico del Banco Santander dentro del programa de ayudas que se otorgan en la URV para fomentar la incorporación y visualización de investigadores emergentes.

El equipo de trabajo está integrado por quince personas y coordinado Pilar Montesó, profesora del Campus de las Terres de l’Ebre, enfermera, licenciada en sociología y doctora por la UNED, y María del Carmen Gómez, anestesióloga del Servicio de Anestesiología el Hospital Virgen de la Cinta. El resto del equipo son Montserrat García (enfermera, licenciada en Documentación y doctora por la URV), Maria Luisa Panisello (enfermera, doctora por la URV), Maria Luisa Mateo (enfermera, Master en Ciencias de la Enfermería), Sara Romaguera (enfermera, Master en Ciencias de la Enfermería, Subdirectora del Campus Terres de l’Ebre), Lidia Sarrió (enfermera de salud mental, estudiando Psicología UOC, Master en Ciencias de la Enfermería), Maria Teresa Cubí (enfermera, Master en Bioética y envejecimiento), Sandra Ferré (anestesióloga HVC), Antonio M. Sánchez (anestesiólogo HVC), Laura Monfort (estudiante 4º enfermería, becaria de colaboración), Joan Manuel Capera (técnico informático y de programación).

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