26/05/2020

La URV alcanza y consolida el objetivo de reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 15 años

El consumo de energía eléctrica de fuentes renovables y el fomento del transporte público son las medidas que más han contribuido

Paneles solares en el tejado de las plantas piloto del Campus Sescelades.

Han pasado casi diez años desde que la URV revisó el Plan de Medio Ambiente y se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 en un 20% respecto de las de 2005. Era necesario pasar de las 14.900 toneladas de CO22eq a 11.900, priorizando los procesos con más impacto: la movilidad de la comunidad universitaria y el consumo de energía y agua de los edificios.

Las emisiones se redujeron progresivamente hasta que se alcanzó el objetivo en 2018, con 8.388 toneladas de CO22eq, y se consolida con la cifra de 2019, cuando las actividades de la Universidad generaron 8.191 toneladas de CO22eq. Ahora se abre el escenario para marcarse un nuevo objetivo a medio plazo que permita alcanzar la demanda social de cero emisiones en el año 2050.

Fuentes de energía 100% renovables

Si en 2005 el consumo de energía eléctrica de los edificios suponía el 33% de las emisiones, hasta el 2021 está garantizado el 0% de emisiones porque toda la energía eléctrica que se consume proviene de fuentes de renovables certificadas. Si la electricidad no hubiera sido de origen renovable, las emisiones derivadas hubieran sido de 2.500 toneladas en el año 2019.

Además, se monitorizan en tiempo real los consumos, hay un control centralizado de los edificios, se han puesto en funcionamiento sensores y temporizadores de la iluminación y la climatización de los espacios, se han hecho mejoras técnicas de eficiencia y reducción de consumos, se ha revisado el calendario de apertura de los edificios y el cierre por sectores.

Mejoras en el transporte público para incidir sobre las emisiones de la movilidad

En cuanto a la movilidad, que suponía el 63% de las emisiones en 2005, es el factor sobre el que ha sido más difícil incidir porque la elección del modo de transporte es una decisión personal, por lo tanto, el papel de la URV se centra en promover transportes más sostenibles con la alianza de otras administraciones. En este sentido, se ha producido una mejora del transporte público colectivo, incidiendo sobre las líneas y los horarios del autobús interurbano y aplicando descuentos para la comunidad universitaria. Esto ha permitido reducir las emisiones por desplazamientos de los miembros de la comunidad universitaria en un 22% en 15 años.

Paralelamente, la Universidad ha trabajado con los ayuntamientos, especialmente con el de Tarragona, para que se materialicen las vías seguras y los carriles bici para llegar a los campus, y con esta perspectiva ha aumentado sus aparcamientos para bicicletas y está instalando nuevos aparcamientos para patinetes en sus campus.

Desde el año 2010, cuando entró en vigor la revisión del Plan de Medio Ambiente, también se han producido una serie de cambios en el seno de la Universidad que han modificado el enfoque inicial del objetivo. Así, ya no se busca sólo mitigar el cambio climático sino adaptarnos a sus efectos, con actuaciones como la instalación de jardines que propician la biodiversidad, en el campus Sescelades y, próximamente, en el campus Bellisens.

A nivel interno, varias unidades colaboran para reducir la generación de residuos y también para alargar el ciclo de vida de los equipamientos, como la recogida de material informático en desuso, que coordina la URV Solidaria, para que tengan una segunda vida en centros educativos y asistenciales. Por último, la URV quiere ser precursora en el territorio, de manera que el conocimiento científico que se genera sea útil para el apoderamiento social.

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