23/03/2020 Opinión

Eudald Carbonell i Roura, Catedrático de Prehistoria de la URV, investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) y vicepresidente de la Fundación Atapuerca

El Coronavirus es el último aviso y si no toman decisiones, estaremos ante el colapso de especie

Ésta no es sólo una crisis sanitaria, sino social y universal

FOTO: Cameron Casey, Pexels

En el 2008 terminaba mi libro La conciencia que quema con estas palabras: «Pienso, en serio, que la próxima gran revolución ya no será científico y técnica. La próxima revolución será el éxito de la especie gracias al desarrollo de la conciencia crítica de especie y operativa, y si no, nos esperan el colapso de especie y la extinción». Lo decía porque ya hemos vivido hechos como la crisis de los misiles o la guerra de Irak que nos han puesto entre las cuerdas y han sido toques de alerta sobre la necesidad de preservar lo que yo llamo conciencia crítica de especie. En aquellos momentos, la humanidad fue consciente de los riesgos globales y se expresó una conciencia universal que motivó a personas de todo el mundo a salir a la calle. Aquella reacción no era la causa de un país o de una clase social: era conciencia de especie.

Ahora, con la pandemia del coronavirus nos encontramos ante una crisis que será definitoria sobre cómo encaramos el futuro. En este proceso, la conciencia crítica de especie debe de estar por encima de cualquier otro interés. Esto significa que debemos comportarnos de manera consciente, sabiendo que todos los humanos del planeta Tierra somos Homo sapiens y, consecuentemente, formamos parte de una misma especie, de una cultura y de un momento histórico. Somos los únicos animales que tenemos esta posibilidad y lo tenemos que hacer de forma crítica, es decir, no dogmática. Además, hemos de integrar la diversidad y cooperar, y no competir.

También he comentado desde hace algunas décadas que nos enfrentábamos a muchos retos que, si no los resolvíamos, nos llevarían al colapso del sistema: el crecimiento demográfico, los problemas de la distribución de la energía, la necesidad de organizar y socializar la revolución científico y técnica, y ahora el coronavirus.

En mi opinión, para superar este momento y evitar otras situaciones similares en el futuro, hay que establecer unos mecanismos de colaboración y de interdependencia en el planeta. Por ejemplo, en Europa se ha demostrado que los estados-nación que la constituyen son débiles. Hemos visto que Alemania no pasaba material sanitario a Italia, cuando lo primero que hay que hacer es transferir información. La Unión Europea (UE) ha sido una unificación económica, pero no social. Ahora, dentro del Estado español, está ocurriendo algo similar entre Cataluña y el gobierno de Pedro Sánchez, reteniendo material sanitario que no llega a los lugares donde iban inicialmente destinados, por ejemplo.

Por lo tanto, ésta no es sólo una crisis sanitaria. Es una crisis social y universal que nos pone ante el espejo. Es el colapso del sistema por no haber afrontado cambios estructurales cuando hace unos años tuvimos ya las primeras advertencias, pero hemos actuado de manera desleal con la especie y con nosotros mismos.

Esta vez tendremos un descalabro sanitario que, gracias a los avances técnicos y científicos, se podrá superar. Ahora, el desbarajuste económico que vendrá, fruto de una falta de cohesión social, será tan grande que tendremos que tomar muchas decisiones. Si no lo hacemos, la próxima vez ya no será un aviso: será el colapso de especie.

“On anem” (A dónde vamos), era una de las cuestiones sobre las cuales reflexionó Eudald Carbonell en una conferencia pronunciada en la URV el 2010 sobre el futuro de la esprcie.: Dibujo: Pierre Comunica
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