Lo ha conseguido con una moto eléctrica mucho más desarrollada por los estudiantes que en la edición anterior

El equipo URVoltage Racing, formado por estudiantes de la Universitat Rovira i Virgili con el apoyo de dos profesores tutores, ha vuelto de la competición MotoStudent con un buen sabor de boca después de quedar ubicados en la mitad de la tabla de clasificación con una moto mucho más desarrollada por los mismos estudiantes y con menos piezas de compra. Más concretamente, han sido los vigésimo terceros de 46 equipos internacionales (décimo sexto en el 2018) en un resultado final que tiene en cuenta tanto el trabajo técnico de construcción y puesta a punto del vehículo eléctrico como las pruebas dinámicas de evaluación del rendimiento de la moto en el circuito. 

Entre el 15 y el 18 de julio, el equipo puso a prueba el trabajo de meses en Motorland Aragón, Alcañiz. Pasaron las verificaciones estáticas y dinámicas, las pruebas de frenada (frenar en el menor espacio posible con una velocidad de al menos 80 kilómetros por hora), de aceleración (una contrarreloj) y una gincana, un circuito en el que el piloto y la moto debían salvar algunos obstáculos en el menor tiempo posible. URVoltage Racing obtuvo buenas puntuaciones especialmente en las pruebas técnicas y en las dinámicas de aceleración y frenada, pero la progresión del equipo no pudo verse culminada en la carrera final, puesto que un problema en el acelerador electrónico les apartó de la cuarta y última prueba.

Sin embargo, el equipo ha vuelto satisfecho del trabajo hecho. Este segundo prototipo de moto ha recibido la felicitación de los otros participantes por la propuesta de basculante de la moto, la parte que sujeta la rueda posterior, ya que habían conseguido fabricar una pieza singular en cuanto al material, de titanio, y en cuanto a su geometría. También habían desarrollado por completo el equipo electrónico que gestiona la batería y habían fabricado a mano el carenado o revestimiento externo de la moto utilizando fibra de vidrio. La fabricación y obtención de las piezas fue posible gracias al patrocinio y apoyo de empresas del territorio y del Servicio de Recursos Científicos y Técnicos de la URV.