29/11/2018

Jordi Diloli: «El vino ha sido un elemento social desde la época ibérica»

El investigador del Departamento de Historia e Historia del Arte habla de los orígenes del vino y de su llegada a la península de la mano de los fenicios durante la inauguración de curso de la Facultad de Enología

Jordi Diloli, durant la seva conferència.
Jordi Diloli, durante su conferencia.

En la bodega experimental Mas dels Frares reposa, desde la última vendimia, un vino elaborado como se hacía hace 2.500 años. Una ánfora de arcilla del Ebro hecha por un ceramista artesano de Miravet esconde 25 litros de la variedad tempranillo, cubiertos por una tapa de madera y protegidos por tiza, tal y como se cree que lo hacían los íberos. Se trata de un experimento de la Facultad de Enología, en colaboración con investigadores del grupo de investigación GRESEPIA, para saber qué gusto tenía este producto que llegó a la península ibérica hace 8.000 años. El historiador y arqueólogo del Departamento de Historia e Historia del Arte de la URV, Jordi Diloli, fue uno de los promotores de esta iniciativa, y ayer también fue el encargado de hacer la lección inaugural del curso de la Facultad de Enología, hablando precisamente de cómo llegó el vino a la península ibérica y la importancia que ha tenido a lo largo de la historia.

Durante su conferencia, titulada «In vino veritas: la producción del vino en la península ibérica durante la antigüedad», Diloli situó los orígenes del primer vino en el Oriente. «En Georgia, sobre el año 6.000 ANE (Antes de Nuestra Era), se encontraron recipientes que habían contenido vino», explicó. El investigador relató cómo en el 4.200 ANE ya se empezó a consumir en Europa y se encontraron las primeras pruebas de la existencia de vino medicinal en Egipto a partir de frascos con residuos de vino que se encontraron a la tumba del faraón Escorpión I en  3.100 ANE. La historia ha ido dando más pistas de la evolución de la cultura del vino a través de otros hallazgos como la que se considera la prensa más antigua del mundo (en Vathypetro, Creta, al 3.000 ANE) o una bodega con más de 40 ánforas vinarias en Tel Kabri, Israel (1.700 ANE), entre otros.

El investigador recordó que fueron los fenicios quién, atravesando toda la mediterránea, hicieron llegar el vino a la península ibérica, donde la viña ya existía.»En la península vivían los indígenas y cuando los fenicios llevaron el vino lo utilizaban para hacer negocios: lo dejaban probar a cambio de metales y otros objetos», explicó Diloli. A partir de aquí «el vino se convierte en un producto de lujo al que solo pueden acceder las clases altas de la sociedad y las comunidades indígenas lo empiezan a ver como una posibilidad de cambio social», que acabó dando lugar a la aristocracia, en que hay una comunidad de personas más poderosas que controlan todos los recursos que son, además, quienes repartían el vino. Este modelo jerárquico se acabó rompiendo, y dio lugar a la eclosión del mundo ibérico. «Los íberos aprenden a hacer su propio vino y y su consumo siempre va acompañado con alguna ritualidad, es un elemento totalmente social, que participaba de cualquier espacio político, social, festivo, comercial o religioso», una tradición que ha llegado hasta la actualidad.

Entrega de la beca AECORK

Durante el acto de inauguración del curso se hizo entrega de la beca del Institut Català del Suro y AECORK a una estudiante del máster en Bebidas Fermentadas del curso 2017-18. Fue para Leonor Guadarrama, que ha ganado la beca por un trabajo de investigación en que utilizaba el corcho para la conservación de la cerveza.

Leonor Guadarrama, guanyadora de la beca de l'Institut Català del Suro i AECORK.
Marta Novell, en nombre de Leonor Guadarrama, recoge la beca del Institut Català del Suro y AECORK.

Presentación de los nuevos vinos de la URV

Fernando Zamora, responsable de la bodega experimental Mas dels Frares, presentó los nuevos vinos, en la producción de los cuales han participado los estudiantes de Enología y también los del máster Wintour. Después de una primavera con muchas lluvias y un verano seco y caluroso, este año la vendimia empezó muy pronto, a principios de agosto, y las lluvias han respetado la cosecha. En total se embotellarán unas 11.000 botellas.

El vino blanco URV, del que se embotellarán unas 2.000 botellas, ha incorporado las variedades de moscatel de alexandria y de frontignan, garnacha y sauvignon blanco. Se trata de un vino muy aromático y completamente seco. Del vino tinto URV, hecho con tempranillo, garnacha y merlot, se embotellarán unas 2.000 botellas.

También se presentó el Crianza URV, hecho con cabernet sauvignon y merlot, envejecido durante 12 meses en barricas de roble francés, americano y español. Este año se presenta como novedad un cambio en la etiqueta de este vino, con una de las obras del Fondo de Arte de la URV, que cada año variará. Se embotellarán unas 3.000 botellas. Otro de los vinos es el espumoso DO Tarragona, un blanco de blancos de 18 meses hecho con las variedades xarel·lo, macabeo, parellada y chadornay del que se embotellarán unas 3.000 botellas.

Y otra novedad de este año es el Bruto Rossé Syrah, un rosado espumoso DO Tarragona hecho con estudiantes del Wintour.

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