07/10/2020

Mujeres, solteros, adolescentes y jóvenes son las personas que viven peor el confinamiento

La confianza en el sistema de salud, consultar los canales oficiales y no exponerse a las noticias falsas ayudan a adaptarse mejor a las medidas de contención del COVID-19

El confinamiento en su momento y la cuarentena actualmente son medidas que se han demostrado efectivas para controlar los contagios por COVID-19, pero no todas las personas viven la situación de la misma manera y, en algunos casos, tienen consecuencias psicológicas. Conocer cuáles son las variables sociodemográficas y psicológicas personales que se relacionan con una mejor y peor adaptación a la experiencia de encerrarse en casa debe permitir diseñar acciones preventivas para la población más vulnerable. Es por ello que un grupo de investigadores del Departamento de Psicología de la URV ha estudiado las características de 2.055 personas del Estado y ha podido extraer varias conclusiones.

Las personas más vulnerables

Gracias a las respuestas de estos participantes en un cuestionario sobre aspectos sociales y personales, los investigadores de los grupos de investigación METODOLO y DESENVOL han observado que aquellos que vivieron el confinamiento como una experiencia desagradable son mayoritariamente las mujeres, los adolescentes y jóvenes, los que vivían solos y los que tienen miedo a perder el trabajo. Más concretamente, han detectado que las mujeres tenían un mayor estrés que los hombres, una cuestión que, «aunque no hemos estudiado, podría deberse en parte a los problemas de conciliación», explica Fàbia Morales, que ha liderado la investigación. Por otra parte, las personas con miedo a perder el trabajo viven peor el confinamiento que aquellos que ya lo han perdido, lo que sugiere que la incertidumbre en relación al propio trabajo dificulta la adaptación a una situación de confinamiento.

Las personas de más edad se adaptaron mejor que los más jóvenes, pero en cambio, vivieron la situación con más preocupación porque «para los adolescentes y jóvenes, la socialización es más central y para las personas de más edad lo es la familia», argumenta Morales. En cuanto al hecho de vivir solo o en pareja, también es un factor determinante: el confinamiento fue una experiencia menos negativa para las personas que conviven con pareja y sin hijos, que para las personas que viven solas o tienen una relación pero no se confinaron juntos.

Los rasgos psicológicos protectores

Las variables sociodemográficas, pues, tienen un peso importante en la forma de vivir las medidas sociales y sanitarias, pero también son relevantes determinadas características psicológicas de las personas: son factores protectores la estabilidad emocional, la capacidad de resiliencia en situaciones adversas, tener autoestima y ser optimista.

En este sentido, el estudio ha hecho un hallazgo que diferencia la población española de la de los otros países donde también se han hecho estudios similares: contrariamente a lo que preveían los investigadores de la URV y a lo que se había observado en estudios de otras poblaciones, las personas extrovertidas se adaptaron mejor al confinamiento. «Teníamos la hipótesis de que la necesidad de socialización de las personas más extrovertidas sería un factor que les haría vivir más negativamente la distancia social, pero en realidad son más resilientes y, en el caso de España, pudieron beneficiarse de las redes vecinales que se crearon». Las actividades en los balcones y las cadenas de solidaridad entre vecinos del barrio, pues, fueron factores protectores para que no se sintieran aislados.

La confianza en el sistema sanitario y las medidas es esencial

La encuesta que respondieron más de 2.000 personas también ha permitido detectar aquellas acciones que permiten adaptarse mejor a las sucesivas medidas sociales para hacer frente a la pandemia. Como ya se recomendó durante el confinamiento, es necesario tener rutinas y separar los espacios personales y de trabajo; pero tan importante como éstas es la confianza: asumir noticias falsas sobre el coronavirus como si fueran ciertas es nocivo, por eso Morales recomienda «consultar los canales oficiales de información y confiar en el sistema de salud, los expertos y las mismas medidas de prevención y contención de los contagios».

Si bien ya han logrado establecer perfiles de las personas que peor y mejor se adaptan al confinamiento y la cuarentena, la investigación no se detiene aquí. Ahora los gruposMETODOLO y DESENVOL están trabajando en el diseño de una próxima encuesta para determinar el perfil de las personas que cumplen mejor y de las que incumplen las medidas y recomendaciones sanitarias y sociales sobre la pandemia. «Con esto acabaremos de tener una imagen completa para poder elaborar recomendaciones útiles para el cumplimiento de las medidas y para saber a qué grupos debemos dirigirlas especialmente», adelanta Morales.

Referencia bibliográfica: Fabia Morales-Vives, Jorge-Manuel Dueñas, Andreu Vigil-Colet and Marta Camarero-Figuerola. Psychological Variables Related to Adaptation to the COVID-19 Lockdown in Spain, Frontiers in Psychology, 11, 2020. DOI: 10.3389/fpsyg.2020.565634.

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