04/09/2019

Comienza la producción de vino en la bodega experimental de Mas dels Frares como lo hacían los íberos

El grupo de investigación GRESEPIA aporta la metodología que utilizaban los pueblos ibéricos y la Facultad de Enología hará un seguimiento de la conservación

Jordi Diloli, a l'esquerra, i Fernando Zamora, a la dreta, amb un dels estudiants que han premsat el vi per a l'elaboració de la beguda utilitzant les tècniques dels íbers.

Las ánforas son uno de los hallazgos más frecuentes en los yacimientos protohistóricos. Los íberos las utilizaban para guardar y transportar cereales, salazones y, sobre todo, vino, la bebida más preciada en las épocas prerromana y romana. El grupo de investigación GRESEPIA, del Departamento de Historia e Historia del Arte, y la Facultad de Enología se proponen reconstruir el proceso de producción y sobre todo conservación del vino en estos recipientes en las mismas condiciones que tenían los íberos.

Los investigadores de la URV ya hicieron una primera prueba en 2018 en la bodega experimental Mas dels Frares y este año vuelven para continuar la investigación. Han vendimiado 327 kilos de uva de la variedad tempranillo, que han depositado en dos jarras y han prensado con los pies, como se hacía en época ibérica, hace 2.500 años. Allí fermentará una semana a temperatura constante hasta que se trasvasará en 12 ánforas que permitirán el envejecimiento y conservación.

El mosto resultante del prensado de la uva de la bodega experimental en una de las jarras de arcilla.

Fernando Zamora, director de la bodega experimental Mas dels Frares, explica que la conservación es precisamente una de las fases más delicadas de la elaboración del vino ibérico. Jordi Diloli, director del grupo de investigación GRESEPIA, argumenta que esto se debe a que, a diferencia de otros alimentos, el vino debía mantenerse hasta la próxima cosecha y sólo añadían aditivos para mejorar el sabor. Por ello, los recipientes que ahora se utilizan para la producción del vino experimental de Mas dels Frares son obra de un ceramista de Miravet que utiliza arcilla del Ebro, que es poco porosa, y que utiliza un sistema de cocción con horno de leña, como se hacía antes.

Una vez el vino esté dentro de las ánforas, se hará un seguimiento a través del análisis microbiológico, químico, físico y sensorial para ver el estado de conservación a lo largo del tiempo y hasta qué momento mantiene las propiedades que lo hacen agradable al gusto. La primera apertura de ánforas será en diciembre y se hará el control cada tres meses hasta la próxima cosecha.

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