13/06/2019
Dos competiciones ponen a prueba la solidez de los proyectos de los estudiantes de Ingeniería Química e Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios
Por primera vez, un jurado profesional evalúa los productos alimenticios presentados. En la misma jornada, se consolida el concurso de vehículos propulsados por reactivos químicos
Por primera vez, un jurado profesional evalúa los productos alimenticios presentados. En la misma jornada, se consolida el concurso de vehículos propulsados por reactivos químicos
Los estudiantes de los grados de Ingeniería Química e Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios han salido hoy de las aulas para mostrar los proyectos que han desarrollado como resultado de lo aprendido durante todo el curso y competir por la mejor posición. Por un lado, y por primera vez, los estudiantes de primero de Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios, han creado un producto alimenticio para personas vegetarianas y han diseñado el proceso industrial para la producción de uno de sus ingredientes. Por otro, los estudiantes de primero de Ingeniería Química han diseñado y fabricado un móvil que había que hacer funcionar con un reactivo e incorporar un sistema de frenado. Todo ello, con el liderazgo de estudiantes de cuarto curso, que les han guiado en el diseño y ejecución.
El esfuerzo tenía premio: uno para los equipos que mejor lo hicieran en las dos competiciones finales (ChemEcar -de Ingeniería Química- y Food Challenge Design -de Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios) y otro para los equipos con los mejores trabajos de curso, que otorga Dow Chemical.
Primera edición del Food Challenge Design
El concurso Food Challenge Design es la última fase de la presentación del anteproyecto integrador de todas las asignaturas de 1r curso que deben hacer los estudiantes de Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios. Lo han defendido la mañana de este jueves y, a partir del mediodía, han ofrecido una explicación y una cata al jurado, integrado por tres profesores de la propia ETSEQ y tres profesionales del sector: Jordi Jardí, director de la Escuela de Hosteleria de Cambrils; Marta Ros, del Bulli Lab, y Samer Gutiérrez, de Terra Nostra.
Los tres equipos participantes han diseñado una barrita energética, un snack y un bizcocho, respectivamente. Los tres debían ser un alimento eco-innovador, apto para la alimentación humana, comercializable, innovador, eco-sostenible, distinguible por sus cualidades sensoriales o nutricionales y conforme con la legislación vigente. Además del producto, también han diseñado el envase y el proceso de producción de uno de los ingredientes.
El tribunal falló a favor del grupo integrado por Pierina Aguadé, María Concepción, Paula Pascual y Valentina Hernández, con el liderazgo del estudiante de 4º Adrian Roldán. Su snack destacó por la innovación que planteaban. Cada uno de los ingredientes (pan, frutos secos, mermelada y queso) aporta un tipo de nutriente necesario para las personas que no comen carne. Pierina Aguadé explica que la práctica les ha sido de utilidad «para aprender lo que tendremos que hacer en el futuro al mundo laboral».
ChemEcar, una competición que se consolida
Con la misma filosofía, testear el resultado de lo que han creado los estudiantes, este mediodía también ha tenido lugar la competición ChemEcar. Ha sido el colofón de la muestra de anteproyectos primer cuarto del grado de Ingeniería Química, en la que había que diseñar un vehículo que se moviera con la reacción química de un producto dentro o fuera del coche y que, además, incorporara un sistema de frenado. Así como también, como parte del anteproyecto integrador, había que diseñar la planta de producción del reactivo.
El ganador del concurso, en el que han participado 10 equipos, ha sido el proyecto Code Purple, con Rola El Bijou, Javier Brull, Hamza Ameer, Bibiana Flores, Elssy María Cruz, Viviana Cuevas, Ilham Adioui Outsellamt, Alba Haro e Inass Ait Abdeslam. Han sido los que más se han aproximado a la meta, que estaba a 15 metros de distancia del punto de salida, y sólo les ha faltado 6 centímetros para hacer una actuación perfecta.
El coche que han diseñado se mueve con una pila de aire y aluminio, en la que el oxígeno, absorbido por el carbón, se reduce, y el aluminio se oxida por sí mismo. Para frenarlo en el punto que querían han utilizado un fotosensor conectado a una placa Arduino, que, al detectar el cambio de color de la cinta de meta, hacía parar el motor con la reacción del reloj de yodo. Para ello han calculado el tiempo que el vehículo tardaba en recorrer los 15 metros entre la salida y la meta y han puesto la concentración adecuada de yodo.
Ricard Garcia, profesor organizador de la competición, explica que el objetivo del día de hoy era «demostrar que el equipo es sólido con el dominio y control de la reacción química y del reactor en una situación de presión».
Esta es la tercera edición del ChemEcar, cuyo premio también promueve Dow Chemical.
Premios Dow a los mejores anteproyectos y a la mejor escudería
La regularidad y el trabajo bien hecho durante el curso también tiene premio para los estudiantes, que no tenían que jugarse todo a una sola carta con las competiciones ChemEcar y Food Challenge Design. Los premios Dow 2019 son para los anteproyectos integradores 1º-4º curso de los grados del ETSEQ que han demostrado un mejor rendimiento y resultados en los trabajos que han entregado durante todo el curso, más allá de la clasificación en la competición.
El ganador del Premio Dow 2019 del mejor equipo global del grado de Ingeniería Química es el integrado por Sarai Bes (líder, estudiante de 4º), Adrian Gomez, Victor Espadas, Eduard de las Heras, Joel Domènech, Enrique Fuguet, Alexia Duran y Elena Lázaro.
También se ha entregado el premio a la mejor escudería, cada una de las cuales está formada por dos equipos que utilizan el mismo reactivo y que, en suma, han obtenido la mejor clasificación en el concurso ChemEcar. En esta edición la mejor escudería ha sido la que conforman los siguientes integrantes: Sergi Utgés (líder), Maria Paloma Ballarín, Carla Altadill, Oriol Lladonosa, Andrea García, Pau Aragón, Aitana Genè, Rubén Pérez, Cristóbal Mestre, Enric Unda, Genís Mestres, Carlos Moreno, Júlia Ulldemolins, Laia Miquel y Marc Manyé.
El equipo ganador del premio del grado de Ingeniería de Bioprocesos Alimentarios es el integrado por Noah Díaz, Ruth Poyo, Ana Sánchez, Elisenda Ginés, Alejandro Sala, Maria Santos y Rubén Casino, con el liderazgo del estudiante de 4º Clara Weber. Ellos han diseñado barritas energéticas sin azúcares y grasas, con tres sabores diferentes: dátiles y nueces, avena y albaricoque, y plátano, trigo sarraceno y chocolate. La base está hecha con aceite de coco, chía, canela, jengibre, miel, maca y vitamina C. También han diseñado la planta de producción de vitamina C y han creado un envase con material biodegradable.
Además de estas competiciones, el ETSEQ también ha organizado esta semana el concurso de móviles autopropulsados para los estudiantes del grado de Ingeniería Mecánica.